Algunos hombres piensan que son amos de la humanidad, especialmente de las mujeres. Los señoritos o los feudales de épocas anteriores no tienen nada que envidiarles, porque tienen los mismos actos sexuales pero con un disfraz moderno. En el nombre de la amistad, del progresismo o de la liberación, muchos de ellos pisotean los derechos de elección del resto de las personas y hacen creer que están por encima de nuestras cabezas.
Estos tipos de hombres quieren imponer la idea de que todas las chicas se someten a ser besadas por ellos. Pero nada más lejos de la realidad, muchas chicas nos negamos a besarlos, porque tienes la sensación de que te dieran una patada en el estomago o simplemente porque no nos da la gana. Sin embargo, ellos se creen con el derecho a besar sin preguntarse si a nosotras nos dará placer sus besos.
No, los besos de estos energúmenos no dan placer, ni gustan, y lo sabemos porque después comentamos lo asqueroso que fue. Los verdaderos besos de amor y pasión se dan con consentimiento, porque nos dejan elegir la persona que nos besa y la otra persona nos elige al mismo tiempo. Las amistades, las familias y las parejas que elegimos que nos besen provoca en nosotras un sentimiento de satisfacción y placer, al contrario de los besos sin consentimiento que solo provocan, a corto o a largo plazo, ganas de vomitar.
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