
La investigación Mindful sharenting: how millennial parents balance between sharing and protecting publicada en la revista científica ‘Frontiers in Psychology’ analiza los motivos de madres y padres para gestionar de manera responsable la información personal que comparten de sus hijas e hijos en redes sociales, las estrategias que implementan y el impacto que esto genera en su entorno social y familiar.
La crianza es una experiencia que cambia la vida. A lo largo de la historia madres y padres nos apoyamos en nuestro entorno familiar y social para afrontar esta etapa en la que un contexto sociofamiliar positivo genera un gran apoyo y bienestar en la crianza. En los últimos años, el papel de las redes sociales ha cobrado importancia en este aspecto, ya que a través de las mismas podemos compartir nuestras experiencias y acercarnos a familiares y a personas que comparten nuestros mismos intereses e inquietudes en relación al cuidado y educación de nuestras hijas e hijos. En este estudio, se entrevista a ocho parejas con hijas e hijos entre 0 y 6 años para obtener información sobre el uso de estas redes y sus motivos para compartir o no información personal sobre su familia. Las familias expresaron las siguientes preocupaciones en relación a los inconvenientes de compartir información personal de sus hijas e hijos, incluyendo riesgos relacionados con la privacidad y seguridad: el secuestro digital (robo de fotos de menores por Internet publicándolas en perfiles como si fuesen propias), extracción de fotos de redes sociales compartiéndolas en web de imágenes de abuso infantil, formación de identidades de las hijas e hijos en línea sin su consentimiento o aumentar el riesgo de sufrir ciberacoso.
Frente a estos riesgos, contemplaron una serie estrategias que reducen la exposición de imágenes en redes manteniendo las ventajas de sentirse conectados: mostrar fotografías en las que no se pueda identificar a las niñas o niños, empleando gafas, sobreros, pañuelos, disfraces…, mostrar fotografías en las que se les vea de lejos, fotografías de espaldas, mostrar únicamente una fotografía de una parte del cuerpo (una manita, un pie), y editar digitalmente las fotos para cubrir el rostro de niñas y niños. Además de estas precauciones en cuanto al contenido visual, también se puede evitar exponer el nombre y apellidos (usando únicamente iniciales, por ejemplo) y limitar el alcance de las publicaciones en las redes sociales realizando ajustes en la privacidad.
En cuanto a las reacciones del entorno, las familias que participaron en el estudio señalan que, aunque en ocasiones recibieron alguna crítica por su actitud más conservadora a la hora de publicar información e imágenes de sus hijas e hijos, cada vez son más familias quienes comprenden esta necesidad de compartir información protegiendo y garantizando la privacidad de las niñas y niños, y que sean ellas y ellos, en el futuro, quienes construyan, si así lo desean, su propia identidad en línea.
Las redes sociales son un recurso que favorece la conexión y el apoyo social, también en la crianza, su uso consciente y responsable por parte de todas las personas contribuye al desarrollo y mejora de las relaciones personales ‘en línea’.
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