Los principios del mes de agosto son especiales porque recordamos a Jesús Gómez – Pato – y sus palabras nos vuelven a la cabeza en las conversaciones y los diferentes legados que nos dejó. Uno de estos legados hace referencia al hacerse valer, algo muy vinculado a la seguridad de las Nuevas Masculinidades Alternativas. En este artículo vamos a ahondar un poco en ello para visibilizar su impacto positivo para la prevención de la violencia.
Las buenas personas, las que tienen valores éticos, son aquellas que a menudo son invisibles porque siempre están allí cuando las necesitas. De este modo no se las valora porque frecuentemente resultan siempre accesibles. En el caso de los hombres esa invisibilización genera la reproducción de la doble moral porque se produce el binomio tradicional y conservador de: existen determinados hombres para establecer una amistad y otros que son para el sexo. La investigación ya ha apuntado que este esquema contribuye a reproducir la violencia de género.
Las personas con valores, cuando se hacen valer, lo hacen con la seguridad que son personas muy completas con las que poder disfrutar, pero desde el respeto y la igualdad. Ese hacerse valer genera cambio social vinculado a la atracción, porque la atracción hacia la bondad es una de las revoluciones más importantes de la humanidad en este siglo XXI. Cuando esa bondad es la protagonista, la agresividad y la dominación pierden todo el atractivo. En la conferencia que realizó Jesús Gómez en Olot en el año 2004 decía unas palabras clave que ejemplificaban todo esto que hemos introducido: “Mira, soy Joan y la suerte que tienes de estar con una persona que es culto, atractivo, buena persona, que cuando más me quieras tú, más te quiero yo. Es una suerte increíble. Yo no digo nada, ya sé que como me entrego soy buena persona, igual te vas a desmotivar de mí, pero ya te aviso, en el primer momento que yo note en un 1% tuyo que es desmotivación, yo te dejo”.
Es importante no tergiversar este “hacerse valer” del que habla Jesús Gómez porque a menudo puede generar confusiones. Para hacerse valer es necesario el respeto hacia todas las personas. Esto significa que cuando una persona no es valorada por otra, a pesar de estar tratándola con la máxima entrega, la respuesta no puede estar vinculada al desprecio o al poder. Esta respuesta no es transformadora, lo más transformador, que ya apuntaba Jesús Gómez, es contestar que no pasa nada, que esa persona que no valora a la otra desperdiciará una gran oportunidad en su vida para disfrutar al máximo de: o una relación afectivo-sexual increíble, una amistad creadora o una relación laboral que mejore su entorno de trabajo.
Así que una vez más, gracias Pato por contribuir a que no exista violencia en nuestra sociedad y mejoren también sus relaciones.
Director de la revista científica Masculinities and Social Change
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