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Recientemente el Departamento de Educación del Gobierno australiano ha publicado un Informe titulado Australian Universities Accord con caracter provisional en el que entre otros temas, aborda la que tilda de alarmante violencia sexual en los campus universitarios. El documento se basa en un análisis exhaustivo de casos y experiencias procedentes de diversidad de instituciones académicas en Australia.

En esta revisión se halla que el acoso sexual en las universidades australianas es un problema arraigado y complejo que afecta a estudiantes, personal laboral y profesorado por igual y pone de relieve la prevalencia de comportamientos inapropiados, incluyendo el acoso verbal, cibernético, físico y las agresiones sexuales. 

Según cita el estudio, la Encuesta Nacional de Seguridad Estudiantil de 2021 encontró que desde que comienzan la universidad el 16’1% del alumnado ha sido objeto de acoso sexual y el 4’5% agredido sexualmente. El Informe revela que las personas entre el alumnado que han sido agredidas sexualmente experimentan índices elevados de trastorno de estrés postraumático y depresión y ansiedad clínicamente significativos lo que se asocia con índices más altos de inasistencia, truncamiento de la evolución académica y, en definitiva, índices más altos de fracaso académico, algo que ya revelan las investigaciones de referencia. Además, otro de los datos más preocupantes destaca que una gran cantidad de casos de acoso sexual no se denuncian formalmente debido al miedo a represalias, la falta de confianza en los mecanismos de denuncia y la percepción de una cultura institucional deficiente para abordar estos problemas. 

La revisión, tras examinar las diversas respuestas que se han ido ofreciendo, encuentra que los enfoques existentes para reducir la incidencia de la violencia sexual en los campus son inadecuados. En el diálogo de las partes interesadas para poner en marcha soluciones eficaces, hay un importante sector que aboga por una mayor transparencia, monitoreo y mecanismos de rendición de cuentas. 

En base a hallazgos así, el Informe australiano recomienda a las universidades del país adoptar medidas urgentes para abordar el acoso sexual y crear entornos más seguros y respetuosos para todos los miembros de la comunidad académica visibilizando que la violencia de género ocurre y se da en diversidad de contextos y en el caso de las universidades e Instituciones de educación superior, el tiempo de hacer frente y erradicar de raíz esta lacra es un movimiento cada vez mayor y de alcance global. En el caso de este documento con carácter provisional se trata de un primer paso crucial a través del que se espera que las actuaciones que se deriven del mismo conduzcan a una transformación de la cultura institucional y promuevan una comunidad académica más solidaria, inclusiva en la que haya tolerancia 0 a la violencia. 

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