La violencia hacia la infancia desplazada afecta a millones de menores en todo el mundo. El informe Global Trends Report 2022 publicado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) aborda los aspectos más relevantes en relación a esta preocupante situación y muestra algunos hallazgos clave a la hora de responder al desafío que supone proporcionar seguridad y bienestar a las niñas y niños desplazados.
Uno de los datos más preocupantes que aporta el análisis es el aumento de la violencia hacia las niñas y los niños desplazados y las amenazas constantes a las que se enfrenta la infancia en esta situación como el reclutamiento forzado por parte de grupos armados, la violencia sexual, el trabajo infantil, la trata de personas y el matrimonio infantil, entre otras.
El impacto físico y psicológico que, en caso de no tomar medidas drásticas y radicalmente eficaces puede tener sobre estas y estos menores abarca desde lesiones, discapacidades permanentes y trauma psicológico a los trastornos que se derivan del estrés postraumático como la depresión, ansiedad y otros problemas relacionados con la salud mental.
Frecuentemente además, se enfrentan a barreras difíciles de solventar para acceder a la protección y servicios necesarios. En muchas ocasiones no disponen del documento de identidad y el acceso a los servicios básicos como la atención médica, educación y apoyo psicosocial. por ejemplo, se dificulta o impide.
Sin embargo y en esto el informe es muy claro, para responder con éxito la violencia hacia la infancia desplazada requiere la coordinación y cohesión de gobiernos, organizaciones humanitarias y comunidad internacional. Es necesario unir fuerzas para garantizar la protección de estos niños y niñas y prevenir la violencia. Muy importante la mejora del acceso a servicios esenciales, promover programas de reintegración y recuperación psicosocial, pero sobre todo, la educación desempeña un papel fundamental en la protección de las niñas y los niños desplazados.
Muchas escuelas del territorio valenciano y otros reciben a lo largo del curso alumnado desplazado. Niños, niñas y jóvenes adolescentes que se han visto en la obligación de huir, en el mejor de los casos, junto a sus familias de sus lugares de origen, abandonar sus vidas y no sólo eso, sino que pueden haber sido ya víctimas de la violencia en este tránsito tan duro.
Hay iniciativas, como el programa Refuge-Ed dirigidas a proporcionar a la infancia refugiada las mejores actuaciones educativas (Actuaciones Educativas de Éxito, AEE) con el fin, no sólo de brindar conocimientos y habilidades, sino como un catalizador personal y emocional de las y los menores. Acceder a las AEE les impulsará a participar de forma activa en la toma de decisiones y les puede ayudar a contrarrestar la violencia y promover entornos seguros. Niños y niñas desplazadas, en condición de refugiados y todos aquellos y aquellas menores que hayan vivido situaciones similares, pueden ver un futuro más brillante y sentir la seguridad y preparación para superar los desafíos y peligros que enfrentan.
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