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Últimamente han sucedido algunos hechos que visibilizan la violencia hacia las mujeres y el colectivo LGBTIQ+ de forma muy grave. Para explicar el porqué de estas situaciones, muchas personas, a las que se considera “expertas”, feministas y mediáticas, dan explicaciones simplistas o forjadas en la coeducación más feudal y ocurrente que ha determinado durante muchos años la política educativa. 

Ante sucesos de violencia extrema y violencia física se dan argumentaciones propias de la sociedad industrial y de un modelo social y educativo ya superado. Por ejemplo, se afirma que el problema está en el “rosa y azul”, en el fútbol en los patios escolares, en el que los chicos no lloran, en que es necesaria una educación emocional para aprender a ser feliz olvidando el aprendizaje instrumental, en que el amor romántico es tóxico y genera violencia, etc. Resulta alarmante que para hacer frente a problemáticas tan graves se articulen discursos tan reduccionistas y se obvien las evidencias en género y educación de mayor impacto social. Todo ello acompañado de una gran desvinculación con la comunidad educativa, sobre todo con la infancia y la adolescencia. 

Este lobby de estrategia coeducativa ha sabido tejer una red coercitiva que ha impuesto una forma de enfocar la temática en los centros escolares. Ha invisibilizado los debates científicos internacionales y ha puesto de manifiesto las carencias de las y los profesionales de la educación para abordar las violencias de género y el acoso escolar. Ante este hecho, el profesorado, falto de herramientas efectivas, tiende a culpabilizar a las familias y a los medios de comunicación. Esto es una gran falta de profesionalidad. Imaginémonos, por ejemplo, que las y los profesionales de la salud hubieran empezado a justificarse que no encontraban la solución al covid-19 porque la ciudadanía era irrespetuosa con las normas. Eso no fue así, porque su labor fue atender a las personas infectadas a la vez que seguir leyendo investigación que permitiera solucionar la pandemia. 

La línea de investigación en Nuevas Masculinidades Alternativas y socialización preventiva supera esta autarquía en la que este lobby coeducativo feudal ha llevado a la comunidad educativa. La superan porque está al corriente de la investigación en coeducación y género más puntera que aporta mejores explicaciones sobre qué actuaciones de éxito hacen frente a las dificultades en esta área. También la superan porque son conscientes de que la sociedad actual es dialógica y eso significa que se necesitan las voces de toda la comunidad educativa, a través de procesos de co-creación, para construir un conocimiento científico válido y útil para transformar las dificultades. Y sobre y por encima de todo es una línea de investigación que se posiciona con las víctimas de violencias de género, mientras que aquella coeducación, en algunas ocasiones, ha sido cómplice del lobby de acosadores.    

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