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Recientemente hemos conocido las denuncias de abusos sexuales hacia el cantante del grupo de música Rammstein, Till Lendemann, acusado de aprovecharse de las chicas de primera fila de sus conciertos invitándolas a su camerino donde las drogaba y abusaba sexualmente de ellas. El caso pero de la banda alemana no es particular sino que se trata de una dinámica que se reproduce en numerosos grupos de todos los estilos musicales.

La atracción a la violencia a la que nos empuja esta sociedad, convierte actitudes abusivas en deseables. Además de la enorme confusión que promueve el relativismo en la separación de la obra del artista.

Socialmente hemos construido una idea de “artista” que genera que en muchas ocasiones haya escuchado la frase “me das una guitarra y todas se me tiran encima”. Cuando un cantante, músico, técnico de sonido, etc. abusa de sus fans, no lo hace a escondidas sino a sabiendas en la mayoría de ocasiones de otras personas de la banda, porque se comparten los camerinos, las risas, la camaradería y las complicidades para que aquello acabe pasando. Recuerdo hace algunos años, después de las denuncias al cantante del grupo Lágrimas de sangre por abusar sexualmente de sus fans, coincidiendo en un espacio donde tocaba la banda aquella noche, chicos y chicas iban al concierto comentando por el camino las atrocidades que se decían del cantante. Después del concierto, en el mismo espacio, se compartían fotos que se habían hecho con el mismo. En movimientos sociales supuestamente feministas e igualitarios he llegado a ver como se invitaban grupos de música a tocar mientras se decía “a este le gusta la carne fresca” o “el cantante quiere chicas jovencitas” por no hablar ya de menores.

Como en la universidad, en los casos de abusos a menores, etc. el entorno más próximo no puede negar la realidad como si nunca se hubiera percatado de tales atrocidades, porque si han sucedido ha sido precisamente porque todo el mundo lo sabía y nadie hacia nada para proteger a las potenciales víctimas. Mientras se silenciaba y atacaba a las personas que con más o menos valentía se posicionaban contra esta perpetuación de los abusos y sus complicidades.

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