Mary French Sheldon nació el 1 de mayo de 1847, en Pensilvania. Fue editora, escritora, y exploradora.
A finales del siglo XIX, las colonias se encontraban en pleno auge, muchos científicos y expedicionarios se adentraba en las profundidades de aquellas tierras extrañas con el fin de descubrir nuevas culturas, animales o plantas.
Mary French Sheldon decidió organizar una expedición a África pero distinta a las que se habían hecho hasta el momento, quería demostrar que las mujeres también eran capaces de participar en aquellas aventuras. No sólo eso, sino que lo haría de manera pacífica.
Su primera intención de crear una expedición íntegramente femenina tuvo que ser desestimada por la necesaria fuerza que requería el porteo del material. Aun así, inició su aventura en 1891. Mary French Sheldon se encontró con el primer problema nada más pisar tierras africanas. Nadie quería ir con ella y le costó mucho conseguir los más de ciento cincuenta porteadores que al fin decidieron seguirla. Aunque en un principio recelaron de Mary French Sheldon pronto se vieron cuidados y respetados por ella. Veló en todo momento por la salud de sus porteadores, los vacunó y revisó los tiempos de relevo. Los miembros de su expedición la llamaron cariñosamente Bibi Bwana, “Reina blanca.
Fragmentos de lo que dejó escrito sobre la expedición: “Mi objetivo siempre fue proteger a los nativos (…). Teniendo en el corazón el deseo de estudiar los usos y costumbres de los indígenas en sus hogares; conocer a las mujeres como esposas, madres y hermanas; conocer a los hombres como maridos, padres, hermanos y amantes, y ver a los hijos como eran, de hecho, para obtener una visión desprejuiciada de la condición social general y considerar las posibilidades futuras de estas personas, hubiera sido más que temerario haber entrado en África como un pirata. En resumen, sin derramamiento de sangre, sin la pérdida de un solo hombre, (…) he tenido el privilegio de atravesar el país de treinta y cinco tribus africanas y regresar a la costa con todos mis cargadores, dejando tras de sí un récord que las mujeres nunca deben sonrojarse al considerar. Valió la pena si mi empresa puede ser fundamental para lograr métodos pacíficos y humanos”.
