Uno es la guerra. Tan legal que los aparatos para matar se exhiben en ferias. Por ejemplo, la Feria Internacional organizada en Madrid la semana pasada. Un escaparte para la industria bélica, con empresas mostrando sus productos a los gobiernos como ansiados clientes. Un negocio tan legal como el de cochecitos para niños, pongamos por caso, estos a quienes más tarde quizás les toque ser blanco de misiles u otras armas.
Tan legal es el asesinato bélico que existe un grupo llamado Wagner cuyo trabajo consiste en matar, sin que por ello haya merecido condena alguna. Una empresa militar privada que contrata gente y asimismo es contratada. A tanto por muerto, a tanto por destrucción.
Otro asesinato legal lo cometen los gobiernos que todavía ejercen la pena de muerte. A lo largo y ancho del mundo, son 110 los que la han abolido, con 85 que aún no lo han hecho. Entre estos, las ejecuciones aumentaron durante el año 2022. La ley ha permitido que en Irán fueran asesinadas 576 personas, o 196 en Arabia Saudita. Existen indicios de que China es el principal país en cuanto a las condenas a muerte, no cuantificables al ser consideradas secretos de Estado. A Egipto y a Estados Unidos también se les otorgan unos detestables primeros puestos. Y lamentablemente, cinco países adoptaron de nuevo la pena capital siendo que ya la habían suprimido: Afganistán, Kuwait, Palestina, Myanmar y Singapur. En conjunto, un repunte desalentador certificado por Amnistía Internacional.
Escribió el jurista italiano Cesare Beccaria, en una fecha tan temprana como 1764, que la pena de muerte constituía un atentado contra la vida humana, está que solo estaba en manos del Creador. Un alegato cristiano que en el transcurso del tiempo fue adquiriendo fuerza también en el seno del laicismo. Ningún gobierno tiene derecho a convertir en legal el asesinato.
Sin embargo, sucede que en el siglo XXI todavía se mantienen vivos dos crímenes bendecidos por la ley. El de la guerra y el de la pena capital. Dos manchas que, entre otras, hieren y deshonran sin paliativos al género humano
