Ana Caro de Mallén fue bautizada en Granada el seis de octubre de 1601. Hacia 1625, la familia se trasladó a Sevilla, donde Ana Caro inicia su carrera literaria y donde residió el resto de su vida.
Esta dramaturga también fue una reconocida poetisa. También escribió “relaciones”, que son unas crónicas de sucesos consideradas el antecedente del periodismo. Pero en el género que destacó, fue en dramaturgia: estrenó en los corrales de comedias y recibió encargos para componer autos sacramentales.
En vida obtuvo el reconocimiento unánime de sus contemporáneos por la excelencia de su escritura, fue miembro de las más selectas academias literarias, recibió remuneración por sus trabajos como escritora, publicó al lado de Calderón de la Barca, Mira de Amescua, Juan Ruiz de Alarcón y otros importantes autores, y fue amiga de Luis de Góngora y numerosas personalidades. A pesar de todo ello, su nombre y su legado permanecieron en el olvido durante mucho tiempo.
El teatro de esta autora constituye un valioso documento literario e histórico que nos aporta un novedoso punto de vista, el de la perspectiva femenina sobre un mundo jerarquizado que institucionalizó la violencia como sistema para la resolución de conflictos y la falta de libertad de movimientos y representatividad legal para las mujeres.
En sus obras percibimos las férreas reglas de control que las mujeres padecen, y cómo sus personajes femeninos se las ingenian para eludirlas. No se constata la voluntad de mostrar y defender un modelo de mujer sometida a la tiranía de la apariencia y la convención social, como sí se aprecia en numerosos autores e incluso autoras de su misma época.
En su obra, Valor, agravio y mujer realiza de manera sistemática una defensa de las capacidades femeninas que equipara a las mujeres con los hombres en aptitudes. Defiende a las mujeres letradas mencionando a poetisas, filósofas y escritoras del pasado: Safo, Argentaria, Areta, y se burla de la zoquetería de quienes niegan a la mujer su derecho al desarrollo intelectual. Su posición se entronca de manera directa con la tradición de la Querella de las mujeres.
En la documentación se encuentran elogios a Ana Caro, aquí leemos el que hizo un importante poeta de la época, Rodrigo Caro (a pesar de la coincidencia de apellidos, no son familia en ningún grado): “Doña Ana Caro, insigne Poeta que ha hecho muchas comedias representadas en Sevilla, Madrid y otras partes con grandísimo aplauso, y ha hecho otras muchas y varias obras de Poesía, entrando en muchas Justas literarias en las cuales casi siempre se le ha dado el primer premio”.
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