El temperamento de cada menor, la calidad de sus estrategias de autorregulación y su sensibilidad neurológica a los estímulos ambientales, aspectos familiares y sociales afectan en la manera de relacionarse con la tecnología. Una relación compleja y con varios matices. Sin embargo, no podemos olvidar la importancia del diseño en esta relación entre menores y tecnología.
La investigación “Joint Media Engagement between Parents and Preschoolers in the U.S., China and Taiwan”, publicado en Proceedings of the ACM on Human – Computer Interaction, revela algunos puntos que las personas diseñadoras han de tener en cuenta a la hora de diseñar productos digitales para mejorar la experiencia de las niñas y los niños al utilizar medios digitales:
- Limitar el uso de elementos distractores y superfluos, aunque tengan una finalidad educativa.
- Evitar técnicas de diseño que manipulen la relación parasocial y que prioricen el compromiso a expensas del bienestar de la niña o el niño.
- Asegurar que la navegación por la interfaz sea fácil y no requiere de un esfuerzo cognitivo o físico excesivo.
- Fomentar formas de atención descendente en lugar de ascendente, permitiendo que los niños determinen el ritmo de sus interacciones.
- Proporcionar facilidades para que las niñas y los niños involucren a otras personas (como madres, padres, hermanas o hermanos) en su uso de los medios de pantalla.
- Dar a las niñas / los niños y a sus familiares el control sobre cómo y cuándo finalizar una interacción.
Unas recomendaciones que cualquier persona adulta puede conocer y utilizar de forma crítica con las aplicaciones que consumen sus hijas o/e hijos.
