No descubrimos nada nuevo si decimos que, en la actual sociedad de la información, tenemos un acceso casi inmediato e ilimitado a cualquier tipo de contenido. Por supuesto también la población más joven y por supuesto también a contenido de carácter sexual: información, pornografía, videojuegos. Este contenido se cuela con gran fuerza como parte importante de la socialización de forma cada vez más normalizada.

Los chicos que ahora están en primaria y primeros cursos de secundaria, están sometidos a una gran presión social, donde este consumo de contenido está cada vez más normalizado en sus múltiples formas.

¿Nos hemos parado a pensar que estas situaciones están formando parte de su primera educación sexual?

¿Qué tipo de relaciones se visualizan en este tipo de contenido?

¿Qué tipo de masculinidad se normaliza en este tipo de contenidos?

Siendo conscientes de esta situación y con la urgencia de tratar estos temas en las instituciones educativas, muchos planes de educación sexual se dedican a solucionar dudas, aclarar conceptos o, en ocasiones, van más allá y se plantean situaciones, juegos, dinámicas para favorecer la “desinhibición”, la pérdida de vergüenza. Actividades que, sin ser su objetivo inicial, se convierten en parte de la misma presión social, este discurso dominante a la que ya está sometida la infancia y la adolescencia y que pone el atractivo en ese tipo de sexo y ese tipo de relaciones.

Las evidencias marcan otro rumbo, un enfoque integral de la educación sexual más ético, donde se hable no solo de pedir consentimiento sino entender porqué es importante el consentimiento, que incluya la reflexión conjunta sobre qué tipo de personas queremos ser.

Si los chicos en estas edades adquieren más práctica en pensar en cuidarse unos a otros, será menos probable que cometan violencia sexual y serán también menos vulnerables a ella. Estarán mejor preparados para participar y apoyarse mutuamente en relaciones, románticas y de otro tipo, en el futuro. Si formamos a personas con esta consciencia y si esta consciencia se hace de manera crítica y reflexiva, mediante actuaciones que generan una mayor reflexión sobre estas actitudes, el impacto será mayor y más duradero.

Las Nuevas  Masculinidades Alternativas se promueven con diálogos en los que, en base a la igualdad de diferencias y con argumentos de validez, se ponga el foco y el atractivo en lo que realmente importa en las relaciones y lo que les va a garantizar bienestar, salud y felicidad: Confianza, honestidad, respeto, igualdad, cuidado, y responsabilidad. 

Una educación sexual basada en ocurrencias y en el “creo que es importante que sepan qué es esto o aquello”, puede tener un efecto contrario, que potencie o forme parte de este discurso coercitivo al que ya están sometidos chicos y chicas.

Una educación sexual basada en evidencias contribuirá a promover NAM, chicos que en sus relaciones, sean con quien sean, cuando sean o del modo que sean, estén siempre libres de violencia y tengan en cuenta a quien participa. De esta forma se estará actuando de manera preventiva y eficaz para la erradicación de la violencia de género.

 

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