La naturaleza, la magnitud y el impacto de la violencia contra la mujer que ya eran considerables antes de la pandemia de la Covid-19, experimentaron un aumento alarmante en el confinamiento, especialmente la violencia en línea y facilitada por la tecnología que traspasa las fronteras nacionales y requiere una respuesta mundial.
La Plataforma EDVAW reúne a siete mecanismos independientes de personas expertas en violencia contra las mujeres y derechos de las mujeres que operan a nivel internacional y regional, vinculados a la ONU, el Consejo de Europa y otros organismos internacionales de América y África. Juntos han elaborado un informe estructurado en seis secciones en las que se proporciona una visión general de la naturaleza, la escala y los impactos de la violencia on line contra las mujeres; rastrea los avances conseguidos y evalúa la terminología, los conceptos y los enfoques sobre la problemática; identifica los puntos en común y diferencias en la forma en que estos mecanismos enmarcan y abordan esta forma de violencia, promoviendo el diálogo entre los diversos miembros de la Plataforma sobre los temas clave identificados; presenta desafíos y buenas prácticas para abordar la dimensión digital de la violencia contra las mujeres; y finalmente, propone acciones comunes para que la Plataforma EDVAW responda a este creciente problema mundial.
La violencia contra las mujeres en línea abarca una amplia gama de conductas como todas las formas de abuso sexual basado en imágenes, la pornografía falsa generada por IA; actos que impliquen vigilancia y seguimiento de una persona; el acoso, las amenazas y los abusos sexuales y físicos en línea. La dimensión digital de la violencia contra la mujer es alarmantemente frecuente según los datos que se presentan a partir de numerosos estudios internacionales que muestran que el 85 % de las mujeres ha experimentado o presenciado violencia en línea. Los daños sufridos pueden ser físicos, psicológicos, económicos, profesionales y relacionales. El abuso destruye su confianza y conexiones con familiares y amigos, el mundo en línea y las redes sociales, que puede derivar en la imposibilidad de progreso profesional debido a la autocensura en línea, al retirarse de las redes sociales como respuesta de protección.
Este primer informe de la EDVAW proporciona una selección de prácticas nacionales prometedoras para prevenir y responder a las diferentes formas de violencia digital contra la mujer: introducción de nuevas leyes, o la revisión de las disposiciones existentes, a fin de garantizar que cubran las formas de violencia facilitadas por la tecnología; reconocimiento de la dimensión digital de la violencia doméstica; acceso a la justicia y apoyo a las víctimas de la violencia digital que contempla la formación para el funcionariado, magistrados y magistradas, o líneas directas para denunciar o buscar apoyo; educación y sensibilización mediante formación de docentes, profesionales de la orientación escolar, trabajo social y otros profesionales que trabajan con niños y niñas; recopilación, análisis y publicación periódica de datos estadísticos desglosados incluyendo los índices de denuncia, incidencia y condena, así como las órdenes de alejamiento, datos sobre suicidios o intentos de suicidio y sobre asesinatos, e información sobre el historial de acoso. Otras prácticas identificadas en diferentes países tienen que ver con la responsabilidad de las plataformas de Internet, incluidas las empresas de redes sociales; o la adopción de un enfoque multiinstitucional mediante equipos multidisciplinares compuestos por abogadas y abogados, educadoras y educadores, especialistas digitales y analistas de políticas que colaboran a fin de diseñar programas de educación y sensibilización, llevar a cabo actividades de incidencia a nivel nacional, así como la eliminación de contenido abusivo en línea.
La última sección del informe ‘Mirando hacia el futuro’ busca fortalecer las sinergias dentro de la Plataforma EDVAW para lograr el reconocimiento de la interconexión entre la dimensión digital de la violencia contra la mujer y la participación pública y política de la mujer. La creciente amenaza de la misoginia colectiva, la proliferación de estereotipos negativos y el discurso de odio en línea que legitima y sostiene la dimensión digital de la violencia contra la mujer, debe reconocerse en todos los niveles como una amenaza grave para los derechos humanos de las mujeres.
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