Hace años que la ciencia ya determinó cuáles son las necesidades fisiológicas básicas para sobrevivir, entre las que no se encuentra el sexo. Sin embargo, existe mucha confusión al respecto y en ocasiones se oyen discursos ocurrentes que llevan a malas interpretaciones que están muy vinculadas a las masculinidades y a la perpetración de la violencia de género. A continuación, se plantean algunas ellas:
- Existe el falso argumento que como el sexo es una necesidad biológica, las personas necesitamos sexo para vivir. Eso lleva a afirmar que las personas tienen el derecho de consumir sexo a través de la prostitución, para cubrir esa necesidad. Lo que hay detrás de esta afirmación es la victoria del machismo y el patriarcado más arcaico para legitimar que la prostitución ha existido siempre y debe seguir existiendo. Mientras tanto, miles de mujeres son explotadas, violadas, maltratadas y discriminadas ejerciendo la prostitución. Sabemos, por investigación existente en este campo, que aquellos países donde se ha legalizado la prostitución los problemas sociales con las mujeres que la ejercen han aumentado.
- Muchos hombres, desde una masculinidad tradicional dominante y de cualquier orientación sexual, suelen hablar de sexo desde su instrumentalización. Bajo la bandera de liberación sexual, se suele hablar del sexo utilizando argumentos muy tradicionales como las técnicas a seguir, el tamaño, las posiciones, los roles, la cosificación de los cuerpos. Todo ello representa también la victoria del machismo que ha impuesto un discurso coercitivo sobre qué sexo debe seguir la sociedad. Sin embargo, y allí llega la confusión, todo ello se tiñe de modernidad cuando a lo que más se parece es a las prácticas que seguían los hombres feudales con el derecho de pernada.
- La educación afectivo-sexual en los centros escolares también genera mucha confusión. A menudo esta formación se ha basado en ocurrencias impartidas por personas, llamadas expertas, que no han utilizado ni revisado las evidencias científicas con mayor impacto en este ámbito. Es por ese motivo que seguimos en un modelo formativo anclado en el pasado y que no responde a las necesidades de la sociedad actual.
Ante todo este entramado vinculado al sexo que hemos planteado en los tres puntos anteriores, las Nuevas Masculinidades Alternativas tienen una respuesta clara y concisa. Primero, se basan en la ciencia para confirmar que el sexo, aunque no es una necesidad fisiológica básica, sí puede ser una fuente de felicidad y salud. En este sentido, la práctica de este sexo, si está vinculada a relaciones afectivas de calidad, mejora considerablemente los aspectos anteriormente mencionados. Segundo, las NAM huyen de ser rinocerontes y caer en el discurso coercitivo que instrumentaliza el sexo como en las peores épocas del machismo. En este sentido, tienen un posicionamiento claro de rechazo a este discurso y lo hacen público siempre que tienen la oportunidad de hacerlo. Tercero, ante ocurrencias desarrolladas en el ámbito de la educación afectivo-sexual, las NAM apuestan por planteamientos como la socialización preventiva de la violencia de género, la cual está perfectamente desarrollada en libros con tanto impacto social como El amor en la sociedad del riesgo de Jesús Gómez.
Director de la revista científica Masculinities and Social Change
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