El aprendizaje del lenguaje, sobre el lenguaje y a través del lenguaje en la escuela, es especialmente relevante en la adolescencia plena y más aún en los tiempos actuales, en que la interacción mediada por le lenguaje es continua, multimodal, multidireccional y muy rápida. La revista ‘Language Learning’ ha publicado el artículo Aprendizaje de la lengua en la escuela: hacia prácticas más justas y científicamente rigurosas en investigación y educación en el que se muestran evidencias de la necesidad y la posibilidad de afrontar desde una perspectiva ética y basada en la evidencia el aprendizaje y desarrollo del lenguaje en la adolescencia.
En el artículo se muestra cómo la realidad de la sociedad de la información puede agravar aún más la injusticia social en las escuelas, precisamente porque las desigualdades existentes incluyen desigualdades basadas en el lenguaje, desde el “ingüicismo hasta las enormes diferencias de exposición al lenguaje de alta calidad desde edades tempranas muy conocidas desde hace décadas por la investigación.
En el primer apartado del trabajo, la autora habla sobre el “linguicismo”, la injusticia epistémica y el rigor científico en la investigación y la práctica sobre las lenguas en la educación. Como punto de partida el trabajo alude a prácticas realizadas con 15 estudiantes de Master en la Universidad de Harvard, en las que queda de manifiesto que sigue siendo perentoria la necesidad de contrarrestar las desigualdades basadas en el lenguaje presentes en nuestras aulas y la posibilidad de combatirlas comprometiéndose con prácticas educativas basadas en la evidencia y con investigaciones éticas e inclusivas para la cocreación del conocimiento.
De este modo se combaten también las injusticias epistémicas que proceden de las relaciones de poder que devalúen socialmente a cierto alumnado como sujeto de aprendizaje o resten credibilidad a sus aportaciones por su pertenencia a una comunidad lingüística determinada o por la carencia de recursos lingüísticos.
En la segunda parte del trabajo, se presenta la investigación sobre el lenguaje de los adolescentes para el aprendizaje científico en todas las áreas de contenido en la transición a la secundaria, donde el alumnado encuentra un nuevo entramado social, y aprende cómo las elecciones lingüísticas se vinculan con los contextos sociales incluso dentro del ámbito académico, o en relación con las diferentes disciplinas.
Las principales conclusiones del trabajo de Ucelli ponen de manifiesto que existen recursos lingüísticos de gran utilidad para el aprendizaje escolar, relacionados con el trabajo de las competencias lingüísticas analíticas básicas comunes a todo el discurso académico y necesarias para el lenguaje y el pensamiento científico.
La investigación realizada con alumnado de ente 9 y 14 años de lengua inglesa, española y portuguesa demostró que incluso aquellos que se consideran competentes en el idioma vehicular de enseñanza siguen siendo, en estas etapas, aprendices del lenguaje. Además, se confirma que es a través de las interacciones escolares relacionadas con la lectura, la escritura y el diálogo sobre la materia de estudio como adquieren esas nuevas destrezas lingüísticas, y no de manera aislada.
A partir de estas conclusiones la autora afirma que es necesario abandonar las pedagogías del silencio, donde se obvian o se silencian las voces del alumnado, especialmente las de los más vulnerables, y abrazar las pedagogías de las voces, que refuerzan a todo el alumnado al tiempo que amplifican sus repertorios lingüísticos y su aprendizaje crítico.
Para ello, concluye el estudio, son precisos seis cambios: promover una actitud científica y un razonamiento basado en la evidencia entre el alumnado, al que es necesario dotar de las herramientas necesarias para acceder al conocimiento científico y participar en prácticas científicas más justas y rigurosas; suscitar un hábito multilingüe que contrarreste activamente el lingüicismo y las injusticias epistémicas; reconocer las diferencias de poder entre lenguas, entendiendo el aprendizaje de lenguas como proceso cognitivo y fenómeno sociocultural vinculado a identidades y profundamente afectado por factores histórico-políticos; situar a los estudiantes, las familias, los educadores y los investigadores en un diálogo igualitario en que todos somos aprendices de lenguas; atender a las exigencias lingüísticas del aprendizaje científico a la vez que acogemos las lenguas del alumnado como recursos de aprendizaje y proyectamos altas expectativas para todos los estudiantes; y finalmente mantener el objetivo del aprendizaje de idiomas de ampliar la flexibilidad crítico-retórica.
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