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Son muchas las personas que en su juventud soñaban con vivir unas relaciones de enamoramiento. Soñaban en aquel primer amor, en vivir historias bonitas, apasionadas, divertidas y llenas de cariño. Muchas de ellas tuvieron la suerte de encontrar dichas relaciones, de vivir un primer enamoramiento lleno de vida, reciprocidad, pasión, emoción, unas relaciones que les abrían un camino de libertad, que les permitían soñar en un futuro, visualizarse a largo término e imaginarse junto a su enamorado o enamorada compartiendo una vida llena de ilusiones. Estos sueños en muchas ocasiones han sido rotos por culpa de las coacciones del entorno. Una enorme oleada en contra del amor, de los sentimientos, del enamoramiento, durante años ha trabajado y se ha esforzado para llevarse por delante infinidad de sueños e ilusiones de chicos y chicas en todo el mundo, dejando después de su paso un desierto. Esta oleada anti-amor ha robado muchos y muchas adolescentes la ilusión de una vida llena de los mejores sentimientos a cambio de un desierto en el que no existen ni los sentimientos ni el amor ni las ilusiones. 

Así ha sido como muchas y muchos chicas y chicos, después de una primera relación sexo efectiva de enamoramiento profundo, han renunciado a cualquier posibilidad de compartir estos sentimientos con otras personas creyendo que el amor no existe y que el enamoramiento solo se vive una vez. La destrucción que ha causado este discurso llegando a las y los adolescentes por parte de sus amistades, de sus familias, de talleristas en las escuelas e institutos, del profesorado, de las que van con discursos de liberación y siempre se han sometido a lo peor, han causado un impacto incalculable para las vidas de muchas y muchos adolescentes. La coacción que pone en duda la veracidad de los sentimientos de enamoramiento con excusas como eres demasiado joven para encerrarte en una sola relación, si solo has estado con una persona como sabes que no te gustan las demás o hace demasiado tiempo que estáis juntos deberíais dejar correr un poco el aire para saber si es realmente os gustáis entre muchas otras más, tienen un único fin; poner en duda, generar inseguridad y destrozar el enamoramiento que muchas y muchos jóvenes comparten. 

Una vez se han roto estas ilusiones, muchos y muchas jóvenes empiezan a tener relaciones sexo afectivas sin sentido, por probar, porque sí, encadenando cada vez con más fuerza relaciones que en muchas ocasiones no solo no les satisfacen si no que acaban generándoles una pérdida de sentido profunda y una sin razón enorme. En el caso de las chicas, muchas de ellas empiezan a sumergirse y someterse a ligues despreciativos bajo la coacción que les han impuesto, sumando cada vez más relaciones horribles, llegando al abuso. Se construyen unas relaciones sin ningún tipo de amor ni de ilusión ni mucho menos de deseo, excitación ni, sobre todo, placer sexual. Un placer que sí habían descubierto y compartido en sus primeras relaciones de enamoramiento.

Afortunadamente el desierto no es infinito, si las sabemos ver, existen otras olas que nos pueden llevar de nuevo a recurrir los caminos que habíamos abierto y luego nos habías coaccionado a abandonar. Cruzar el desierto sin sentimientos no es nada fácil. Hay muchas personas que continúan en él recordando con tristeza aquella primera relación que un día vivieron y que nunca más han sentido una emoción semejante. Hay otras personas que con valentía aprenden a recuperar los caminos recorridos, porque es posible rehacerlos. El diálogo profundo con amistades nos regala la oportunidad de recordar y revivir el enamoramiento que una vez compartimos, así como todas aquellas piedras que en el camino nos desviaron hacía horizontes que nunca habíamos deseado. Los diálogos profundos ayudan a muchas chicas y chicos a recuperar estas ilusiones que un día vivieron y a buscar en otras personas sueños de amor compartidos.

Ante esta situación tenemos tres opciones, la primera es tratar de transmitir siempre a los niños y las niñas desde la libertad, los sueños de amor más preciosos para que vean a su alrededor que las historias soñadas son posibles. En segundo lugar, proteger a las chicas y los chicos de los discursos coercitivos que les empujan socialmente a acabar rechazando sus propios deseos. En tercer lugar, abrir caminos de libertad para que aquellos y aquellas que se perdieron en el desierto y anularon cualquier posibilidad de sueño, puedan, si quieren, revivir aquellas primeras historias que un día les llenaron de sentido, de amor y de pasión sabiendo que el amor es una elección valiente revolucionaria y libre.

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