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Rita Levi Montalcini

Leo en un periódico un artículo edadista que usa como argumento de autoridad a Simone de Beauvoir. No es un caso aislado, estos días muchos medios están difundiendo prejuicios edadistas que, como la ONU ha declarado en su informe, tienen consecuencias nefastas para las personas y las sociedades. Se está usando para explicar el paso de una persona de 89 años del comunismo a un partido político totalmente opuesto.

Recurro al que ahora es mi libro de cabecera, donde encuentro los conocimientos que se necesitan para que la propia opinión, sea cual sea, se pueda expresar en forma inteligente. Allí leo que la premio Nobel Rita Levi-Montalcini critica con evidencias científicas explícitamente lo que Simone de Beauvoir escribió sobre la vejez a la que consideraba una especie de secreto vergonzante. Por el contrario, Levi-Montalcini, que vivió muy activamente hasta los 103 años, demuestra que, gracias a la plasticidad neuronal, el cerebro suple la pérdida de células al avanzar en edad con la propiedad de las demás células de compensar la disminución en número con el aumento de ramificaciones y el uso de circuitos neuronales alternativos. La científica llama a ese efecto el as en la manga de las personas mayores.

Entonces me hago preguntas. ¿Por qué se recurre como argumento de autoridad a los escritos de Simone de Beauvoir sobre la vejez si hay muchas científicas sobre este tema y las feministas defendemos superar la invisibilización de las mujeres científicas? ¿Por qué se recurre al edadismo si es muy claro que en los últimos cien años se han pasado del comunismo a la extrema derecha personas de todas las edades? ¿Por qué quienes ya tienen cuidado de no expresar opiniones sexistas o racistas parece que necesitan otra discriminación y publican sin que les dé vergüenza opiniones edadistas?

Por el contrario, el autor de “La Sociedad Dialógica” ya escribía sobre edadismo décadas antes de su aprobación por la Real Academia Española y por la ONU.

Cuando llegan los 18 años, cualquier afirmación de que hay una edad adecuada para cada cosa, especialmente cuando se niega el derecho de alguien algún derecho humano como la libertad sexual, la dedicación a la ciencia o la participación política se está incurriendo en un gravísimo edadismo que las feministas criticamos y criticaremos.

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