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La lectura es la base para la adquisición de conocimientos, para el compromiso cultural, para la democracia y para el éxito en el lugar de trabajo, y es que aprender a leer transforma vidas y supone una competencia básica para la inclusión en la actual sociedad. Por todo ello existe un interés público en cómo los niños y las niñas aprenden a leer y cómo se les puede enseñar mejor. Este interés a menudo se ha realizado en forma de argumentos vociferantes en un periodo de intercambio que se ha hecho conocido como las “guerras de lectura”. La calidad y el alcance de la evidencia científica hoy en día significa que las guerras de lectura deberían haber terminado, pero persiste un fuerte debate y resistencia al uso de métodos basados en evidencias científicas y sigue existiendo una brecha muy amplia entre el estado del conocimiento de la investigación sobre el aprendizaje de la lectura y el estado de comprensión en el público y en los dominios profesionales. Con el objetivo de cubrir este vacío, el artículo Ending the Reading Wars: Reading Acquisition From Novice to Expert, publicado en la revista científica “Psychological Science in the Public Interest”, presenta una revisión exhaustiva de la ciencia del aprendizaje de la lectura, que abarca desde las primeras habilidades alfabéticas de los niños y las niñas hasta el reconocimiento fluido de palabras y la comprensión experta del texto. 

Entre las principales aportaciones del estudio se encuentran que existe un fuerte consenso científico sobre la eficacia de la instrucción fonética sistémica durante los periodos iniciales de instrucción de lectura que se asocia con aspectos positivos como una mayor motivación para leer, una lectura más extensa por placer y una mayor autoestima académica; que la experiencia a través de lecturas compartidas ayudan a los niños y las niñas a ir más allá de la decodificación alfabética para desarrollar la capacidad de reconocer las palabras impresas con precisión y facilidad; y que la base de la comprensión lectora es proporcionada por el lenguaje oral (vocabulario, gramática y habilidades narrativas). Por ello las intervenciones que se dirigen al lenguaje oral incluso antes de que los niños y las niñas aprendan a leer, traerá ganancias en el conocimiento y mejorará las habilidades de procesamiento que posteriormente servirán a la comprensión lectora.

La baja alfabetización presenta un desafío crítico y persistente en todo el mundo, incluso en los países desarrollados. Se estima que aproximadamente el 20% de los y las jóvenes de 15 años no alcanzan un nivel de rendimiento de lectura que les permita participar eficazmente en la vida. Por ello, es importante basar nuestra labor docente en evidencias científicas de impacto social que promuevan las mejores prácticas en el aula y así minimizar la proporción de niños y niñas que luchan con la lectura como resultado de una enseñanza no óptima.

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