Fue la primera escritora que logró ganarse la vida con sus libros y una de las primeras en alzar fuertemente su voz a favor de sus congéneres. Cristina de Pisan nació en Venecia, en 1364, aunque siempre se sintió francesa, y escribió en esa lengua.
No se sabe si la escritora estudió en casa o si asistió a alguna escuela monacal para hijas de la nobleza, pero cabe suponer que el papel de su padre en su esmerada educación debió de ser importante.
Además de otros géneros, escribió poesía; publica en primer lugar Cien baladas, a ésta le siguen más de una treintena. Su obra no sólo alcanzó el éxito en París, sino que también tuvo una gran resonancia en la corte inglesa.
La escritora fue evolucionando de la poesía amorosa hacia la historia y el tratado política y moral. De la exaltación del amor o el duelo por el amado de sus primeras obras, había ido pasando a una poesía en la que se lamentaba de la pérdida de los valores caballerescos.
Inició lo que con el tiempo se llamó “la querelle des dames “, “la querella de las damas “, un intenso debate sobre las cualidades intelectuales y morales de las mujeres que, a lo largo de tres siglos, implicó a numerosos ensayistas de ambos sexos en diversos países europeos.
“La querella de las mujeres “propiamente dicha comenzó en 1401, cuando un preboste le hizo llegar a Cristina de Pisan un tratado que acababa de escribir sobre El libro de la Rosa. En la segunda parte de la obra, un respetado profesor de la universidad de París, establecía una extensa teoría misógina, en la que las mujeres eran consideradas seres astutos y traidores. En el libro hay muchas afirmaciones de desprecio a las mujeres.
Cristina de Pisan respondió al preboste.
El canciller Jean Gerson la apoyó públicamente. También algunos altos personajes de la corte se pusieron de su lado.
La querella o debate se mantuvo viva en los siglos venideros, sucediéndose las cartas de los defensores y los atacantes de las mujeres, y siempre entre ellos la voz de la escritora, que cada vez se dejaba oír con más seguridad y confianza en sí misma y en sus congéneres.
Fruto de sus profundas reflexiones al respecto y de sus intensos estudios, en 1405 escribió su obra más famosa, El libro de la Ciudad de las Damas, un tratado alegórico en el que la autora reivindicaba el valor moral, intelectual, político de las mujeres a lo largo de la historia.
El libro tuvo un gran éxito, y provocó grandes rechazos, hasta el siglo XVII, inspirando a muchas de las mujeres que participaron en la larga querella de las damas, como la reina Margarita de Navarra o María de Zayas.
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