Las valientes feministas que rompieron la omertá sobre el acoso sexual en la academia tuvieron muy claro que para eliminar la impunidad había que lograr un sistema de evaluación que no dependieran de los catedráticos de la universidad feudal que teníamos. Por esa razón, se plantearon y lograron dos grandes victorias al mismo tiempo, era imposible conseguir una sin la otra. Así lo demuestra un artículo científico publicado hoy mismo. Hasta entonces, las universidades y la CRUE no solo se negaron a actuar, sino que no reconocían el problema y amenazaban a estas feministas.
En pleno proceso investigador del primer estudio científico sobre el acoso sexual en las universidades, el equipo investigador publicó los alarmantes datos y conversó con representantes de diferentes ideologías del Parlamento español. De esa forma, lograron que el 12 de abril de 2007 se aprobara una legislación que obligaba a las universidades a reconocer el problema y actuar en la línea de lo propuesto en ese estudio. El 5 de octubre del mismo año, se aprobó el RD1312 que establecía la acreditación por méritos eliminando así la arbitrariedad feudal. Este cambio suponía que las que apoyaban a las víctimas ya no dependían totalmente para su contratación y promoción de los catedráticos sino de hacer aportaciones que fueran valoradas y citadas internacionalmente.
Frente a todo cambio no sexista, surge la reacción sexista. Primero fue la exclusión de muchas comisiones de igualdad del profesorado que apoyaba a las víctimas y el nombramiento de quienes habían estado en contra de las víctimas o habían permanecido en silencio. Ni siquiera si han impedido que, con excepciones, las comisiones de igualdad hayan ido mejorando y lo seguirán haciendo, aunque muy limitadamente hasta que se oponga a cada exclusión de las feministas que lograron lo que hoy disfrutamos todas las universitarias. Pero la reacción de estas últimas semanas en España está siendo contra esos méritos, las revistas científicas y, por tanto, la ciencia. Esa reacción si obtiene victorias, aunque sean parciales, supondrán nuevas y muy importantes dificultades para continuar avanzando en la superación del acoso sexual y de la igualdad en nuestras universidades.
Autora de “Violencia de género: investigaciones sobre quienes, por qué y cómo superarla” (2004)