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Dominio público

Los saberes de nuestras abuelas, con estudios o sin, desde la diversidad de sus formas de vivir, de amar, de vestir, de pensar y de relacionarse han sido silenciados en muchas ocasiones por unas supuestas “feministas” que han considerado que su inteligencia y sus formas de hacer y de pensar eran muy superiores a las de las generaciones que las precedieron. Esta superioridad moral ha bloqueado por generaciones que los saberes de las abuelas lleguen a las generaciones futuras rompiendo con una cadena de transmisión del conocimiento entre mujeres de mucho tiempo.

Con o sin estudios, muchas mujeres se han esforzado, han trabajado para que sus hijas y nietas tengan un futuro mejor, más seguro y sobre todo más libre de violencia. Los discursos posteriores han situado a las madres o abuelas en una casilla carca, conservadora, retrograda a las que es necesario excluir para lograr una sociedad más liberada e igualitaria. Así estas “feministas” han promovido el rechazo a gran parte de las mujeres, lo que no tiene absolutamente nada de feminista, como la doble moral de toda la vida machista que ha llevado a estas “feministas” a engañar a otras mujeres, a aceptar sumisiones en ligues machistas que nunca hubieran aceptado sus madres, a separar totalmente lo que es divertido y transgresor de lo que es igualitario. Algunas de estas “feministas” que desprecian a estas mujeres colaboraron muy activamente con un catedrático muy denunciado por acosos sexuales y hablaron y hablan fatal de sus víctimas.

Hoy en día vemos discursos por parte de algunas “feministas” que sitúan la relación materno-filial como una perversión, reivindicando una nueva forma de ser mujer que rompa con el legado de nuestras abuelas y madres fomentando un discurso que anula la historia de nuestras abuelas y madres y las pone muy por debajo de nuestras generaciones. Nieta de una abuela analfabeta, campesina y mujer de pastor y de una abuela burguesa bien estante, reivindico, como feminista que soy, su legado que nos ha permitido a las generaciones presentes tener un futuro mucho mejor que el que ellas vivieron y el que hubiera sido totalmente imposible sin sus esfuerzos y su dedicación. Ante los discursos edadistas y sexistas que corren es deber feminista el saber apreciar, valorar y reivindicar tantísimas madres y abuelas silenciadas motor fundamental de nuestra sociedad.

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