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Las altas temperaturas en las zonas urbanas están asociadas con múltiples efectos adversos para la salud, incluido un aumento del riesgo de muerte prematura. La investigación Cooling cities through urban green infrastructure: a health impact assessment of European cities, publicada en la prestigiosa revista científica ‘The Lancet’, ha estudiado este impacto en más de 93 ciudades europeas como causa de mortalidad en personas adultas mayores de 20 años y presenta estimaciones de la reducción de temperatura que resultaría si se aumentaran las zonas verdes en un 30%, así como la cantidad de muertes que podrían evitarse con esta medida.

La combinación entre el calentamiento global debido al cambio climático y la gran cantidad de construcciones en las ciudades está intensificando las olas de calor, sobre todo en los meses de verano, con aumentos de la temperatura de más de 1,5 ºC, lo que repercute en muertes prematuras y empeoramiento de la salud de muchas personas cada año. Los resultados de este estudio estiman que aumentar la cobertura de árboles en un 30 % enfriaría las ciudades en una media de 0,4 °C, una medida que podría prevenir al menos unas 2644 muertes prematuras de las más de 6000 que se producen en verano por esta causa. Además, enfriar los entornos urbanos, también daría como resultado ciudades más sostenibles y resistentes al clima.

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