El pasado lunes 6 de febrero se conmemoraba el Día Internacional de Tolerancia 0 Contra la Mutilación Genital Femenina (MGF) Las consecuencias o complicaciones que la MGF puede conllevar para la salud de las niñas que se han sometido a la misma, varía entre las infecciones graves, el dolor crónico, la depresión, infertilidad e incluso la muerte. Sin embargo y a pesar de que se trata de una práctica reconocida por la comunidad internacional como una violación de los derechos humanos y una forma más que adquiere la violencia de género, sigue vigente en muchas zonas del mundo.
Se calcula que hoy en día las niñas sufren un tercio menos de probabilidad de someterse a prácticas nocivas que hace 30 años, no obstante las últimas estimaciones de UNFPA apuntan a que este año 4,3 millones corren el riesgo de sufrir la mutilación genital femenina y se prevé que este número alcance los 4,6 millones para 2030.
Queda mucho por hacer. Según la Organización el ritmo debe ser 10 veces más rápido para alcanzar el objetivo global de 0 MGF establecido en la Agenda 2030 y para ello considera clave la toma de conciencia e involucramiento de los hombres y jóvenes. Ellos tienen mucho que aportar en la transformación de las normas sociales y de género que aún permanecen profundamente arraigadas en algunos espacios
Es por ese motivo que UNFPA ha hecho una apuesta por impulsar un posicionamiento más consciente, preocupado y activo por parte de niños y jóvenes de cara a la erradicación de la práctica y ha lanzado la Asociación con hombres y niños para transformar las normas sociales y de género para poner fin a la MGF. Una iniciativa a través de la que pretende fomentar una mayor participación de hombres y niños en la comunidad para que ayuden a elevar las voces de mujeres y niñas y erradicar esta práctica.
Según UNFPA la campaña ya ha desencadenado una ola de reacciones por parte de aliados masculinos, entre ellos, líderes religiosos y tradicionales, esto último muy positivo, así como trabajadores en el área de la salud, funcionarios de justicia, activistas en las organizaciones de base y, obviamente, miembros de la sociedad civil, generando primeros impactos notables en la protección de mujeres y niñas.
Se constata algo que la comunidad científica y la investigación nos viene mostrando desde hace tiempo que es el hecho de que, desde siempre, han habido hombres y mujeres a favor de la violencia de género y hombres y mujeres en contra de la misma. El feminismo no puede obviar este hecho si quiere continuar avanzando hacia un mundo más libre e igualitario para todas las personas.
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