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Tuve que volver a leerlo. Por fuerza tenía que ser un error tipográfico, delante del 8 sobraba el 1. Pero no, en unos renglones más adelante también constaba el 18, de forma que pronto aparecerán unos medicamentos azucarados para animar a ingerirlos a críos de hasta 18 años de edad. A partir de aquí, varias observaciones.

Que se alargue la niñez hasta la oficialmente mayoría de edad es una infantilización asombrosa cuando no humillante. Por otro lado, magnífico que no se incluya en esta categoría a las mujeres, significando con ello que se las considera maduras y sensatas más tempranamente. En ningún caso se agrega al término niños el de niñas, o se utiliza el fácil e inclusivo vocablo criaturas. Así pues, se hace patente que antes de los 18 años ellas ya no necesitan de envoltorios engañosos para tomarse la necesaria medicación, mientras que ellos, sí.

Por lo demás, cabe preguntarse si resulta educativo no enseñar a los niños -y niñas, obviamente- a aceptar con estoicismo las medicinas necesarias. La flojedad hedonista desde los 6 hasta los 18 años no puede en absoluto conducir a las laudables fuerza de voluntad y entereza. 

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