image_pdfPDFimage_print

La explotación y el abuso sexual infantil on line (OCSEA por sus siglas en inglés), ha recibido especial atención a medida que el uso de internet se ha generalizado con la pandemia del COVID-19. La violencia sexual contra la infancia en internet presenta diversas y cambiantes formas con la evolución y los avances tecnológicos.

Las y los jóvenes supervivientes de estas terribles experiencias piden a las personas adultas una educación sexual que les permita establecer relaciones respetuosas; ayuda para crear y gestionar sus cuentas más allá de prohibir o desaconsejar su uso; confianza e interés por su actividad digital reconociendo la importancia que tiene en sus vidas; libertad para hablar de sexo o pedir consejo que les ayude a distinguir en quién pueden confiar en las redes; sentir que se les escucha y comprende cuando algo malo ha ocurrido, enfocando las preguntas a encontrar soluciones y evitar que se sientan culpables

Estos son algunos de los mensajes clave que emergen de los testimonios recogidos en el informe Conversaciones con jóvenes supervivientes de explotación y abuso sexual que se ha presentado recientemente en un evento virtual dirigido a los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil. Este informe es fruto de la investigación Disrupting Harm, el estudio integral de mayor escala en esta temática, centrado específicamente en 13 países de Asia y África con renta baja y media, que representa una contribución sustancial a la evidencia global, y ofrece respuestas a los países para que puedan fortalecer sus sistemas de prevención. 

Se realizaron encuestas, entrevistas y conversaciones en cada uno de los 13 países, con víctimas y supervivientes de entre 16 y 23 años -9 a 17 cuando sufrieron esta forma de violencia-, con sus familiares o tutores, autoridades policiales y agentes judiciales, así como personal de servicios sociales y otros, para comprender mejor sus experiencias en internet, los indicadores de violencia sexual y los distintos contextos, riesgos y retos a que se enfrentan. Este enfoque metodológico se ha desarrollado cuidando mucho una participación ética, segura, respetuosa y digna en todo el proceso, incluyendo las decisiones sobre lo que las víctimas eligen compartir o no compartir. 

Entre los hallazgos identificados se destaca cómo los y las adolescentes que no se sienten aceptadas y/o no reciben educación sexual, son más vulnerables, no piden ayuda y pueden tener secuelas más graves; existe relación entre la violencia on line y offline, por ejemplo cuando se comparten imágenes y después se obliga a la víctima a mantener relaciones sexuales bajo amenaza de difundirlas; los y las menores detectan una falta de confianza por parte de las personas adultas que les puede llevar al secretismo; la presión social que soportan para recibir comentarios positivos y ‘likes’ les puede conducir a relaciones afectivo-sexuales problemáticas, o a compartir contenidos sexuales asumiendo erróneamente que eso es lo normal. Con frecuencia las víctimas y sus familiares desconocen los servicios y profesionales a quienes pueden dirigirse para buscar ayuda, y muchas veces no lo hacen por temor, confusión o desánimo ante la complejidad del sistema, esto incrementa el riesgo de compartir sus experiencias con personas extrañas que pueden empeorar las consecuencias. 

Cada año, más del 20% de menores sufre abuso sexual con consecuencias devastadoras; el 13% de menores en Filipinas ha compartido imágenes sexuales sin permiso, el 10% ha recibido ofertas de dinero o regalos por sus imágenes o vídeos sexuales. Se ha comprobado que las víctimas en Filipinas tienen 3,5 veces más probabilidades de sufrir autolesiones, y en Camboya, Este y Sur de África 2,7 veces más de tener pensamientos suicidas. Los y las menores que sufren violencia doméstica en Etiopía, Kenia, Namibia, Mozambique y Uganda, tienen 7 veces más probabilidades de sufrir abuso on line. Tan solo un 20% de quienes sufrieron abuso sexual online en Namibia, Kenia, Mozambique y Tailandia fueron contactados por personas extrañas, la mayoría fueron víctimas de personas conocidas.

Cada niño y cada niña necesita un entorno de afecto, cuidado y protección. Es responsabilidad de todas las partes implicadas. Se necesita la acción inmediata de todos los agentes sociales. La evidencia es clave para mantener a la infancia segura en internet.

Views All Time
Views All Time
303
Views Today
Views Today
1
Secciones: portada

Si quieres, puedes escribir tu aportación