
Recientemente, el Ministerio de Educación y Formación Profesional ha publicado una Guía para las escuelas en la que se explican de manera clara y detallada la relación directa que existe entre Aprendizaje Dialógico y Convivencia Escolar. La guía tiene como principal objetivo dar a conocer los elementos teóricos y prácticos acerca de cómo mejorar la convivencia en las aulas; se trata de un potente recurso dirigido tanto a profesionales de la enseñanza como a la comunidad educativa en general: alumnado, familias y otros agentes educativos que interactúan con los y las chicas.
En este documento encontramos una parte teórica donde se explican con rigurosidad y desde la evidencia científica los antecedentes y la base teórica del aprendizaje dialógico a partir de diferentes disciplinas como la sociología, la psicología y la pedagogía con contribuciones y teorías de excelentes autores como Freire, Habermas, Vigostky, Bruner, Wells o Flecha. Ampliando esta base teórica, se describen los siete principios del Aprendizaje Dialógico En la publicación, también encontramos las aportaciones que las Comunidades de Aprendizaje realizan para la mejora de la convivencia, la inclusión, igualdad y equidad y también se describen las Actuaciones Educativas de Éxito que además de mejorar los resultados de todos y de todas, sin distinción, logran alcanzar un alto grado de cohesión social independientemente del contexto donde se implementen.
La guía, en la parte práctica, basa su intervención en la actuación educativa de éxito conocida como Modelo Dialógico de Prevención y Resolución de Conflictos, concretamente sobre tres pilares fundamentales:
Importancia de la formación dialógica de base científica sobre lo que previene y supera la violencia en las escuelas. Los y las docentes deben conocer, dialogar y reflexionar conjuntamente, sobre conceptos tales como el discurso coercitivo dominante la socialización preventiva de género, las nuevas masculinidades alternativas y/o el lenguaje de la ética y del deseo. Si conocemos qué nos dice la evidencia acerca de cómo los chicos y las chicas se socializan, podremos intervenir de manera más eficaz minimizando los riesgos de victimización.
Elaboración conjunta de las normas de convivencia del centro. La elaboración de las normas del centro debe implicar a todos los miembros de la comunidad educativa para prevenir la aparición de actitudes violentas. Como la responsabilidad de elaborar las normas es de todos y todas, velar por su justo cumplimiento también lo es; se trata de un compromiso común porque en el proceso de elaboración de las mismas, todas las voces han tenido la oportunidad de estar representadas, son normas con las que nos sentimos identificados.
Intervención activa de apoyo a quienes tratan bien y rechazan a quienes tratan mal a través de la implementación del Club de Valientes Violencia 0 donde se trabajan conceptos como: qué es ser valiente, romper la ley del silencio (la figura de upstanders, es decir, el posicionamiento claro y activo ante la violencia de quienes presencian las agresiones en contraposición a los testigos pasivos o bystanders) o la importancia de saber elegir amistades de calidad (los y las amigas como factor de protección que previene y protege contra la violencia)
Al mismo tiempo, y a modo de ejemplos prácticos, se pueden consultar tres experiencias de éxito de escuelas de diferentes lugares del territorio español con resultados exitosos tanto a nivel del convivencia como de cohesión social.
Los centros educativos que realmente sueñen con espacios seguros, violencia 0 desde los 0 años, que no toleren ninguna forma de mal trato, en ninguna de sus manifestaciones: agresiones verbales como burlas, insultos, agresiones físicas, discriminación, acoso escolar, abuso sexual… tienen en este documento un recurso excepcional de gran calidad científica y humana que proporciona estrategias para aprender a identificar situaciones de violencia, para defender a las víctimas tanto de primer como de segundo orden; en definitiva, para conseguir frenar, conjuntamente con la comunidad educativa, la violencia escolar que sufren cada día muchos niños y niñas en nuestros escuelas. Pero para ello, se necesita un compromiso basado en la ética de la responsabilidad superando la ética de las intenciones; es decir, no basta con tener la intención de transformar las escuelas en espacios libres de violencia sino que el trabajo debe estar fundamentado en la prevención y el diálogo intersubjetivo reflexionando conjuntamente, desde las evidencias científicas, aunando en este proceso valores como el respeto y la solidaridad, para poder decidir libremente sobre nuestros destinos.
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