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Sin saber cómo acabar con las voces de las víctimas de acoso sexual en la universidad, viendo que la violencia de género aisladora ejercida no hacía efecto, periodistas que se habían posicionado completamente a favor de los acosadores deciden limiar su imagen aproximándose cada vez más a las víctimas. Ante la derrota de sus tácticas buscan formas de unirse al lado vencedor de las supervivientes  por miedo a quedar retratados como cómplices.

Es así como últimamente las víctimas de acoso sexual en la universidad y las víctimas de violencia de género aisladora somos invitadas a diversos espacios junto a personas que históricamente nos han maltratado. Ante estos hechos son dos las posibles respuestas 1. no participar y quedar al margen, 2. participar aprovechando la ocasión para sacar a la luz todo lo ocurrido, presionando así desde dentro para que se tomen medidas eficientes para acabar con tales discriminaciones y prácticas.

Las estrategias inteligentes pensando siempre a largo plazo nos llevan días tras día a severas victorias del movimiento para acabar con el acoso sexual y la violencia de género aisladora en todo tipo de espacios, mientras quienes lo ejercen, cada vez tienen menos voz y representatividad. 

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