Transgresión, Normas y Masculinidades

Hoy en día, la transgresión se publicita hasta la saciedad. En los anuncios comerciales, por ejemplo, los productos de mercado se vinculan habitualmente a la transgresión. El objetivo es vender más. El mensaje suele enfatizar que consumir productos transgresores aumenta el atractivo del consumidor. Sin embargo, la publicidad de la transgresión no se limita a la compra-venta de productos de mercado. Se reproduce en numerosos espacios sociales.

Existe un discurso que fomenta el atractivo de la transgresión por el mero hecho de transgredir. Esto puede llevar a confusiones muy perjudiciales, ya que este discurso vincula las normas a la opresión, mientras que relaciona transgresión con libertad, cuando no debería ser tan complicado ver que la norma puede ser la fuerza de los débiles, y la transgresión frecuentemente supone agredir a una persona de manera injusta. Una norma adecuada protege de las agresiones sexuales, por ejemplo, mientras que una violación es una clara transgresión de un derecho humano fundamental.

La escuela también es un ejemplo claro de esto: las normas consensuadas en la comunidad facilitan superar el acoso escolar cuando la comunidad solidariamente se responsabiliza de hacer cumplir las normas, mientras que una escuela sin normas efectivas contra el acoso escolar suponen que las personas agresoras transgredan constantemente una ambiente de convivencia sano, con lo que la agresión se convierte en norma. Por lo tanto, las normas más beneficiosas son aquellas que son consensuadas de manera igualitaria por las personas que forman de la comunidad en la que se va a instaurar la norma.

Superar una norma injusta, evidentemente, es beneficioso cuando supone establecer otra norma más justa, como sucedió cuando se superó el derecho de pernada, por ejemplo. Pero el mero de hecho de quebrantar una norma no tiene por qué suponer una mejora, menos aun cuando no se realiza con el objetivo de conseguir una norma mejor sino por el mero hecho de transgredir.

Hay quien vincula las nuevas masculinidades a la transgresión, a salirse de la norma. Sin embargo, este criterio no asegura que estas masculinidades sean mejores que las masculinidades tradicionales. La transgresión no es un referente válido cuando el objetivo es conseguir más libertad y más igualdad para que cada cual decida sobre su vida. Si lo que se quiere conseguir es más libertad e igualdad, los referentes deberían ser la libertad y la igualdad, y no otros, para poder así evitar confusiones de las que puedan aprovecharse las personas que suelen abusar y dañar a otras personas.

Las Nuevas Masculinidades Alternativas (NAM) incluyen todas las garantías: son igualitarias, abogan por la libertad, siempre se posicionan contra la violencia, y consiguen que esto sea atractivo, en detrimento de las masculinidades que vinculan la violencia (el abuso, la agresión, el maltrato…) al atractivo. Además, las NAM se asocian con otras personas igualitarias porque la libertad y la igualdad necesariamente requieren de solidaridad para conseguir las condiciones adecuadas.