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Frecuentemente se escucha la frase «yo no soy racista, pero…» con una retaila de justificaciones del racismo propio. Lo mismo sucede con la difusión de calumnias que es una de las principales agresiones contra quienes apoyan las víctimas de violencia de género. Algunas personas difunden difamaciones como sin pretenderlo «no creo que sea verdad, pero dicen que…» y «cuando el río suena, agua lleva». Una vez dicha la difamación ya se genera la duda en quienes la reciben y la cadena se vuelve infinita.

No frenar los comentarios difamatorios y propagar la duda es actuar a favor de los acosadores y contra las víctimas. En los peores momentos de ataques a quienes se posicionan contra la violencia, ha habido quien ha frenado dichos comentarios a favor de las víctimas, pero también quienes han dejado que corran por duda, miedo o maldad, generando unas muy graves consecuencias.

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