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Las salas de los cines de todo el mundo se están llenando para ver el estreno de Al descubierto (She said en su versión original). El film narra el intenso trabajo de las periodistas The New York Times Megan Twohey y Jodi Kantor para acabar con la Omertá sobre los abusos sexuales sistemáticos en Hollywood por parte del productor Harvey Weinstein y toda la industria del silencio que creó para perpetuar sus abusos. 

Décadas de silencio se rompieron con el reportaje publicado en 2017 ganador del Premio Pulizer, en el que las periodistas, con todo el equipo del New York Times, hicieron públicas las voces de las víctimas acabando así con el silencio impuesto. El reciente film, dirigido por Maria Schrader es un canto a la valentía, al trabajo solidario, al compromiso, a la amistad y sobre todo a la ética y el rigor periodístico. Evidencia de una forma muy atractiva que sin estos elementos es imposible acabar con un caso tan grave como el que se denuncia. En múltiples ocasiones se puede disfrutar de la amistad y el cuidado que tienen las dos periodistas entre sí y de todo el apoyo que reciben por parte de la dirección de el periódico, además de la colaboración de su entorno más próximo. Todo empieza con la certeza de que si esto ha pasado desde los años 90, es necesario que se acabe con el silencio para poder salvar a futuras chicas de posibles abusos. No es una cuestión individual y de méritos propios sino de pensar y solidarizarse con las otras chicas para que esto no pase más. El film incorpora la participación de actrices denunciantes de Weinstein y de acoso sexual en Hollywood, acabando así con su marginación por parte de la industria. 

Muchos son los elementos que nos conectan con la historia que se relata en Al descubierto, desde la aparición de la serie Omertá por parte de El Diario Feminista, cientos de casos de víctimas de acoso sexual en el contexto universitario han empezado a romper con el silencio y a poner nombres a lo que está sucediendo. Desde el compromiso, la amistad y la solidaridad, el surgimiento del movimiento MeToo Universidad persigue el mismo sueño, acabar con décadas de silencio y de impunidad. Jodi Kantor, en una entrevista en la Harvard Gazette apuntaba que si en espacios como Hollywood, la omertá es tan enorme, qué no estará pasando en otros espacios en los que las mujeres nunca han tenido voz. Existen espacios en los que parece imposible imaginar que se den casos de abusos sexuales de una forma tan descarada, lo que es imposible de entender si no se habla de todas las personas, hombres y mujeres que sabiéndolo lo encubren e incluso, lo justifican. En el film, así como se ha denunciado varias veces en la série Omertá, aparece de una forma muy explícita la colaboración de mujeres con el acoso de Weinstein, así como de muchos hombres con las periodistas. Lo que demuestra que el posicionamiento, como en la universidad, no se trata de ser hombre o mujer sino del compromiso que cada una tenga con la libertad y la no vulneración de derechos. 

Otro de los puntos a destacar, que se presentan como un factor claramente revolucionario en la película y que ha sido clave en el movimiento MeToo international, ha sido la reivindicación del atractivo. La concepción de un movimiento de hombres y mujeres, especialmente de mujeres, que desde los valores más profundos y desde el encanto y el atractivo han alzado una imagen del feminismo que dista que algunos entornos y algunas estéticas, que generan más rechazo que acercamiento. En la Ruta del MeToo Universidad uno de los factores que más se valoraba era el hecho de estar rompiendo el silencio desde el encanto, el compromiso, la valentía y sobretodo el entusiasmo que nos generaba el saber que estábamos ayudando a otras personas. Y este factor se presenta como clave del éxito en el caso de Hollywood, el no enfado, el trabajar incansablemente para ayudar a las demás personas y el apoyo mutuo para mantener constante la alegría y el entusiasmo.

Las personas buenas y valientes siempre ganan, y esto en ambos casos es ya una realidad, gracias al reportaje casi un centenar de víctimas han alzado su voz, igual que en el caso del Omertá en las universidades y múltiples han sido los cambios legislativos y normativos que las empresas y las instituciones están tomando para proteger a sus trabajadoras y acabar con este silencio. A pesar de los ataques, de las amenazas de muerte, de la persecución para lograr su silencio, en todo el mundo se está poniendo fin a la Omertá acabando con el acoso y quien lo encubre, con un movimiento social, académico, periodístico que se preocupa más de proteger a las personas que tiene al lado que no de lucrarse de ello con reconocimientos individuales, con la concepción que de como se dice en ambos casos, hemos de ir “todas a una”.

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