Leonora Baroni nació en Mantua, en 1611.
Pasó su infancia en la corte de los Gonzaga en Mantua, donde su madre era primera cantante.
Leonora Baroni tenía una hermosa voz, así que pronto se hizo famosa como virtuosa del canto. Fue muy admirada no sólo por su estilo sino también por su refinada personalidad.
Hablaba varias lenguas y escribió poesía y música. Viajó mucho con su madre y su hermana pequeña, a Nápoles, Génova y Florencia. Sus admiradores le dedicaban poemas.
En 1639, en Roma, un grupo de poetas publicó Applausi poetici alle gloriae della signora Leonora Baroni, entre ellos se encontraba un ilustre lírico y futuro papa, Clemente IX.
He aquí unos versos de este poemario: “¡ah!, ¿con qué maravilla en tal industria/ desplegaste de beldad méritos tales?, / ¿quizá para imitar los divinos semblantes/ Los jardines del cielo te dan rosas y mirtos?/ Por ti esta de corazón dulce sirena/ No muere, vive; y sus ojos ardientes/ Labran con hermosas pestañas amable pena”.
A su llegada a roma fue proclamada la mejor cantante de cámara de la época y organizó en su propia casa audiciones musicales y poéticas, acompañada a la lira por su madre y al arpa por su hermana.
El poeta Milton la oyó una vez en un viaje a Roma en 1639 y le dedicó tres epigramas escritos en latín.
Posteriormente, se acompañaba ella misma en sus conciertos con el laúd.
En 1667, Fernando Raggi, embajador de la república de Génova en roma, dijo: “El Papa tiene en gran estima a Leonora Baroni, cantante llamada la Adrianella; el duque de Bracciano mandó un “pez reina” de su lago al Papa y éste se lo envió a doña Leonora Baroni, como reina de las virtuosas”.
