Charles Dickens es uno de los más laureados autores de la literatura inglesa. Supo combinar historias que contenían grandes valores de la humanidad, con una escritura realista y popular y que, al tiempo que hacía una crítica social profunda, fue reconocida por sus contemporáneos y por la historia de la literatura universal.
Los relatos y novelas que escribió estuvieron forjados desde su propia historia personal, que tuvo un impacto destacado en algunas de sus obras. Es un ejemplo claro de que de las condiciones de vida más complejas pueden surgir personas comprometidas que se posicionan de forma clara a favor de las personas más pobres y humildes y contra todo tipo de injusticia, rompiendo un extendido y falso bulo que afirma todo lo contrario.
Buena prueba de ello fue una de sus obras más destacadas, Oliver Twist, que muestra situaciones de desigualdad y de supervivencia en la vida de un niño pequeño de la época victoriana. En esta novela también aparecen las posibilidades de transformación y de cambio, mediante la acción de personas nobles y valientes. Por todo ello se pueden realizar paralelismos con las vivencias que el autor tuvo de pequeño, cuando se vio obligado a seguir trabajando para ayudar a su familia mientras su padre y algunos miembros de la misma estaban encarcelados por impagos de deudas.
Las actitudes de las Nuevas Masculinidades Alternativas se vinculan a la seguridad de hombres que son valientes y fuertes para enfrentarse a la injusticia y a la ruptura de la doble moral. En el caso de Dickens, si bien no se conocen de forma clara aspectos de la vida personal en sus relaciones, su posición pública, mostrada en sus discursos, así como sus acciones en entornos sociales y también el contenido de sus obras permiten decir que fue un hombre preocupado por la desigualdad y por la mejora de condiciones de vida de todas las personas, y que dio valor a las figuras que ofrecen la oportunidad de transformación y de cambio en las relaciones sociales y personales.
En esta época del año que se acerca, en múltiples ocasiones, desde determinados sectores de la población, se desmerece el contenido en valores y sentimientos que supone la Navidad. Desde posicionamientos reacionarios, se valora la navidad como un tiempo de ñoñería, mostrando desprecio hacia las muestras de sentimientos.
Canción de navidad, obra de relato creada por Charles Dickens en 1843, supuso una verdadera revolución, ya que encendió una llama que dio el valor a la navidad como una época que, más allá de las creencias, posiciones sociales y tradiciones de cada cuál, ofrece un gran valor al hecho de que los mejores sentimientos son capaces de crear relaciones e interacciones que permiten a las personas superarse, sentirse acompañadas y queridas. El trabajo reside después en que cada cual lo siembre y lo cultive el resto del año en sus propias relaciones de amistad, familiares, laborales o afectivo-sexuales.
En Canción de Navidad, Dickens dio rienda suelta a todos estos aspectos plasmando el proceso de cambio sufrido por Scrooge, con la participación de diversos espíritus, siendo una historia que permite albergar, de una forma más genérica, la esperanza del cambio, de la recuperación del sentido de la vida a través de los sentimientos más humanos y profundos. Un verdadero regalo para los lectores que, además, en espacios de tertulias dialógicas, puede dar pie a un inmenso aprendizaje construido colectivamente mediante el diálogo igualitario. Resulta una obra de gran potencial inspirador para la transformación y para la mejora.
Charles Dickens, con su valentía para defender los mejores valores y sentimientos en la sociedad, desde su obra literaria, social y personal, provocó una ola de profundización en una socialización que se basa en el respeto, el amor, la amistad y la solidaridad, que se plasmó en su obra y que tenía raíces muy acentuadas en su propia vida.
Todas las personas, todos los hombres, podemos promover estos mismos sentimientos, durante la navidad y durante todo el año, poniéndolos en valor, desde la seguridad y la valentía, en las relaciones, en las interacciones y en los detalles que surgen cada día, tal y como relataba Charles Dickens en sus libros y, especialmente, en Canción de Navidad.
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