Esta pintora e ilustradora, una de las más destacadas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, nació el 5 de noviembre de 1864, en Chelsea. Perteneció a la Escuela de Glasgow, un grupo artístico cercano al modernismo y simbolismo.
Otro miembro destacado del grupo fue su hermana Frances. Ellas y sus futuros maridos (Charles Rennie Mackintosh y Herbert McNair) se llegaron a convertir en el grupo más destacado de la escuela conocida como “Los Cuatro de Glasgow”.
Esta escuela destacó, sobre todo, en arquitectura y artes decorativas y situó la ciudad escocesa de Glasgow como uno de los epicentros del modernismo internacional, también conocido como Art Nouveau en Francia o Modern Style, en Reino Unido.
Margaret y Frances MacDonald estuvieron entre los principales artistas que sentaron los principios estéticos del “Art Nouveau “ en los primeros años del siglo XX, el siglo de las grandes vanguardias en el arte. Las dos hermanas están entre las que crearon las bases de la corriente artística que iluminó Europa entre 1890 y 1915.
Margaret se dedicó principalmente a la pintura para paredes interiores. Algunas de sus famosas decoraciones fueron destinadas a varios salones de té de Glasgow, como la “Willow Tea Room” de 1903.
Su estilo fue siempre lírico y estilizado, con tendencia a la fantasía y preferencia por las formas redondas. Destacaban los elementos vegetales (principalmente brotes y pimpollos de rosa) y las figuras femeninas.
Sin embargo, aunque era menos visto en sus obras, en algunos de sus diseños había pinceladas de Simbolismo, un movimiento predominante en aquellos tiempos en Europa.
En sus obras prefirió la acuarela, con un acabado parecido al esmalte, y trabajó en varias ocasiones con incrustaciones en madera, gessos, cloisonnés y repujados en oro y plata. También resaltará por sus mosaicos, vidrieras y bordados.
Las obras de Margaret MacDonald fueron expuestas en las exposiciones más características de Milán y Viena, donde influyeron a los artistas del Liberty Milanés pero con mayor fuerza a los artistas y arquitectos del movimiento vienés, como a Klimt, a Hoffmann y Olbrich.
Su trabajo más importante es ‘Las Siete Princesas’, compuesto por tres paneles de bajorrelieve del tamaño de una pared en el que se observa una escena de una obra del mismo nombre, de Maurice Maeterlinck.
Esta obra fue muy popular en Viena, pero cuando se vendió en 1916, desapareció de la vista del público durante mucho tiempo. En 1990 fue redescubierta en una caja en el sótano del Museo de Artes Aplicadas de Viena y actualmente forma parte de su colección permanente.
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