
Hace muy poco tiempo escuché en un congreso una afirmación que no comparto. No es la primera vez que, en este año que estamos acabando, he oído opiniones parecidas. La ponente explicaba que la diferencia biológica de las mujeres no es relevante, no es importante. No señalaba qué evidencias científicas sustentaban esta afirmación. Quiero compartir las evidencias de las que disponemos, en sentido contrario, importantes para defender la salud de las mujeres y hacerlo como feministas.
Ya hace años que investigadoras del campo de la Medicina como Carmen Valls, endocrinóloga y especialista en medicina con perspectiva de género, autora del libro Mujeres invisibles para la medicina. Desvelando nuestra salud (Capitán Swing, 2022), vindican una Medicina adaptada a las necesidades específicas de la mujer. Valls (2020) señala la importancia de que el profesorado universitario de CC. De la Salud imparta una formación con perspectiva de género, destacando: “así como se le exige publicaciones científicas y saber inglés, se evalúe si ha realizado estudios con perspectiva de género en su trabajo. Puede ser que un autor haya hecho un estudio de un tipo de enfermedad y no haya encontrado diferencia entre sexos. Y eso también es necesario que lo sepamos. También es muy importante que las revistas científicas de calidad, como ya está haciendo The Lancet y The New England Journal of Medicine, exijan diferenciar por sexos para publicar”. Lucía Gallego Andrés, investigadora y profesora en la UPV/EHU, presidenta del Foro Emakimeak medikuntzan cuyo objetivo es incorporar la perspectiva de género al área de salud, destacó en el CICFEM 2021, entre otros aspectos, la importancia del factor sexo en la respuesta inmune y su influencia en el abordaje de la pandemia Covid-19; la importancia del sexo en la prevalencia y evolución; evidenció la falta de inclusión de un número adecuado de mujeres y animales hembras en los estudios científicos (8 de cada 10 medicamentos se retiran por efectos adversos) y que, incluso en ensayos clínicos en los que hay doble de mujeres que de hombres,(muy escasos), no se analiza la eficacia por sexo. Aportando entre otros ejemplos el artículo The Quantitative/Qualitative Debate and feminist research. A subjective view of objectivity (Westmarland,2001).
Se evidencia pues el sesgo por género en los ensayos de medicamentos. La consecuencia de que los fármacos mayoritariamente se prueben en hombres y animales macho, repercute en la salud de las mujeres. Ya hace tiempo que existen investigaciones que evidencian la necesidad de atender al impacto de las diferencias sexuales en la terapéutica clínica como, por ejemplo, Sex Differences in Pharmacokinetics and Pharmacodynamics (Soldin-Mattison,2009). También la diferencia biológica provoca diferencias en la persistencia de los fármacos en el organismo que pueden provocar distintos efectos secundarios o toxicidad en función de las dosis según se sea hombre o mujer.
Es decir, las pruebas de que el sexo, la biología, afecta a las mujeres negativamente cuando no se considera en los diagnósticos y en las pruebas viene de largo. Pero nos falta información en el día a día, por ejemplo para identificar los síntomas de los infartos de miocardio que son diferentes en hombres y en mujeres, porque no tener en cuenta esto dificulta el diagnóstico y provoca muertes de mujeres.
Hay temas ligados a la Medicina y su enfoque que afectan a las mujeres. Temas que, en determinados contextos, también están dejando de mencionarse porque se ligan a polémicas estériles que omiten esta información relevante para la salud de las mujeres. En 2020, 33.000 mujeres en España esperaban inversión en investigación sobre el cáncer de mama. No es ninguna broma, hablamos de aumentar la tasa de supervivencia de miles de mujeres.
Hay muchos más temas como la violencia obstétrica que implican las intervenciones innecesarias y sin el consentimiento de la mujer en el parto. Existen investigaciones recientes como tesis doctorales, que abordan la violencia obstétrica como violencia de género y aportan datos concretos.
Otro tema polémico es la menstruación. El Gobierno acordó en septiembre de 2022 aprobar la rebaja del IVA de los productos de higiene femenina al 4%. Una disminución que afecta a compresas, tampones y copas menstruales, que pasan de sumar el 10% del IVA actual a una rebaja que las sitúa entre los bienes de primera necesidad. A partir de estudios del Period Spain se había calculado que un 20% de mujeres tenía problemas para pagar productos adecuados para su menstruación, partiendo de la tasa de riesgo de pobreza femenina (según datos del INE 21,2% en el año 2021). El Ministerio de Igualdad esgrimía que un 39,9% de mujeres en España no podía permitirse un producto menstrual de su elección por cuestiones económicas, según datos del Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol Gurina.
La menstruación es un tema que debe abordarse porque Londa Schiebingers, en el Documento FECYT (2022) mencionado anteriormente, evidencia: “Las copas menstruales también son positivas para la igualdad de género porque reducen el coste y fomentan la asistencia a la escuela, especialmente en los países de ingresos medios y bajos, a poyando así el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 de la ONU en materia de igualdad de género. En colaboración con niños en edad escolar de Sudáfrica, Uganda, Kenia y la India rural, varios estudios demostraron que las personas menstruantes preferían las copas a las compresas porque eran más seguras contra las pérdidas. Esto es algo que beneficia a todos. Las personas menstruantes pagan menos por los productos menstruales a lo largo de su vida y, al sentirse protegidas, abandonan menos la escuela, con lo que pueden romper el ciclo de la pobreza”. También podemos señalar la baja menstrual, a tener en cuenta porque la dismenorrea y el síndrome premenstrual afectan a muchas mujeres, el dolor inhabilitante como consecuencia de la regla, tampoco es ninguna tontería. El ayuntamiento de Castelló ,en el que trabajan 600 funcionarias, fue el primero valenciano y el segundo en España, tras el de Girona, en aprobar este derecho social; según datos de mayo de 2022, nadie se había acogido al permiso menstrual que en Castelló se aprobó en diciembre, desmintiendo que fuera a ser un coladero de bajas.
Con la menstruación también puede cambiar el efecto de los fármacos, aunque de este tema no se habla, señala la farmacéutica Gema Herrerías.
La endometriosis como evidencia Tasia Aránguez en el libro ¿Por qué la endometriosis concierne al feminismo? (Dyckinson,2019), también está infradiagnosticada. Es una enfermedad de mujeres que afecta a más personas que la suma del SIDA, la diabetes, el asma y la epilepsia. A pesar de su incidencia, no recibe apenas atención científica ni social.
El diagnóstico del Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) no se diagnostica en muchas mujeres, aunque se quejan de sufrir ataques nerviosos o de tener comportamientos disruptivos sin tratamientos eficientes. La Confederación de Autismo de España destaca que los diagnósticos en el caso de las mujeres se retrasan aún más que en el caso de los hombres incluso cuando las manifestaciones son evidentes, y existe un mayor riesgo a que reciban diagnósticos erróneos o poco precisos. Un diagnóstico tardío puede impactar negativamente en su vida personal y laboral (relaciones y carreras) y aumentar el riesgo de problemas de salud mental (ansiedad, depresión y trastornos alimentarios).
Amaia Hervás, en 2019 evidenciaba que las mujeres sufren un infradiagnóstico muy importante del Síndrome de Aspeger.
El ODS 3 Salud y bienestar debe hacerse extensivo a todos los seres humanos. Todo lo que se señala en el texto se sabe desde hace mucho tiempo y es resultado de la investigación. Negarlo, omitirlo, no hace ningún bien ni a las mujeres, ni al feminismo. Y es incomprensible que, si alguien se identifica como feminista, niegue este derecho a la salud de las mujeres invisibilizando todo aquello que se debe transformar para mejorarla.
Y defender esto no es incompatible con defender que las mujeres trans son mujeres y que los hombres trans son hombres. Los enfrentamientos estériles no ayudan a nadie. Por cierto, el mismo Documento FECYT (2022) señala que “El desarrollo de medicamentos también requiere un enfoque interseccional. […] las personas transgénero, no binarias e intersexuales enferman, pero rara vez se las incluye en los grupos de prueba”. Y, también, hay que visibilizarlo.
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