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Mañana, 25 de noviembre, es el día internacional contra la violencia de género. Un día muy relevante para el movimiento feminista y para todas las personas que luchamos contra esta problemática social. Las Nuevas Masculinidades Alternativas siempre se han posicionado y se posicionarán a favor de las víctimas rechazando cualquier manifestación de violencia machista contra las mujeres. De todos modos, queremos apuntar y aclarar algunos puntos sobre este posicionamiento debido a que en muchas ocasiones se dan algunas confusiones. 

Primero, la diferenciación entre hombres sexistas y hombres violentos. Connell, la teórica en masculinidades más citada a nivel internacional, ya hace años que hizo esta diferenciación, que a menudo se constata necesaria volver a hacer en el contexto español. Ella argumentaba que no todos los hombres sexistas ejercen la violencia, aunque puede ser que sí la ejerzan, no podemos equiparar siempre sexismo a violencia de género. Esto es más que relevante en el campo de las nuevas masculinidades porque en algunas formaciones o conferencias que se organizan a su alrededor ponen el énfasis en este aspecto. Si educamos en la repartición de responsabilidades domésticas, en las emociones o en la paternidad, no estamos asegurando que deje de existir la violencia de género. Se debe ir al foco del tema como apunta la literatura internacional: la socialización en modelos de atractivo violentos y la definición de un discurso coercitivo dominante que vincula deseo con maldad. 

Segundo, la deconstrucción de la masculinidad. Otro error cometido por no revisar las evidencias científicas y leer detenidamente a los autores y autoras de género. La deconstrucción viene del concepto, entre otros, destrucción de Heidegger, miembro del partido nazi. Heidegger no plantea deconstruir algo para generar algo mejor, al contrario, su filosofía es totalmente postmoderna y no busca nada de esto. A lo largo de la historia, y en la actualidad, hay y ha habido hombres que no han necesitado deconstruirse, porque han sido igualitarios e implicados por la erradicación de cualquier tipo de violencia. No confundamos a la sociedad, sobre todo a esos hombres que actúan éticamente y que no necesitan ningún proceso de este tipo.  

Tercero, las terapias para hombres maltratadores. Otra gran controversia. Existe bastante evidencia sobre este tipo de terapias, sobre todo porque muchas de ellas se han convertido en política pública. Según algunos estudios, este tipo de terapias no presentan unos resultados empíricos muy robustos, de hecho, en algunas investigaciones se apunta que muchos de estos hombres acaban reincidiendo. Existen lagunas y debilidades en este campo, hecho por el cual sería necesario detenerse y reflexionar más profundamente. Sin embargo, a menudo, las presiones e intereses de organizaciones y profesionales que trabajan en este campo han acabado por convertirla en una de las actuaciones para frenar la violencia de género. Desde las Nuevas Masculinidades Alternativas, y con la investigación contrastada que poseemos, consideramos más apropiado el trabajo preventivo desde la educación formal e informal en diferentes etapas de la vida: infancia, adolescencia y adultez.

Esperemos que estas aclaraciones sean útiles para que el 25 de noviembre sigamos luchando hombres y mujeres conjuntamente de forma efectiva y científica contra la violencia de género. 

 

 

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