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El estrés en nuestras vidas es fundamental pues, entre otras cosas, ayuda a mantener la homeostasis, una propiedad que mantiene estable nuestro organismo compensando cambios del entorno que nos afectan. Sin embargo, existe otro tipo de estrés denominado ‘tóxico’ que se produce cuando ante una adversidad fuerte, frecuente y prolongada (negligencia, abuso físico o emocional, exposición a la violencia, adicciones…) una persona no recibe apoyo adecuado por parte de su entorno. La investigación The multiple roles of life stress in metabolic disorders, publicada en la prestigiosa revista científica ‘Nature Reviews Endocrinology’, presenta los hallazgos de un estudio que demuestra cómo el estrés tóxico afecta al desarrollo y puede generar trastornos metabólicos, cambios que pueden acelerar el envejecimiento y otros cambios desfavorables para el sistema inmunológico.

El estudio demuestra que el impacto del estrés tóxico en personas adultas con antecedentes de adversidad en la infancia se asocia con mayor riesgo de obesidad, algunos tipos de diabetes y enfermedades hepáticas. Asimismo, se trata de un factor que acelera la transición de las enfermedades metabólicas hacia la multimorbilidad, la fragilidad y el mayor riesgo de muerte. Se trata por tanto de una evidencia clave para continuar trabajando en la línea de las evidencias científicas de impacto social a través de la socialización preventiva de la violencia con el fin de prevenir experiencias vitales traumáticas y violentas en cualquier momento de la trayectoria vital.

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