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El uso de la cirugía estética por parte de las mujeres, ¿está reñido con el feminismo? El deseo de mostrarse siempre jóvenes y guapas, ¿manifiesta la persistencia del patriarcado? 

Una obsesión por la belleza traducida en tratamientos como la infiltración de Botox o ácido hialurónico contra las arrugas y que debe renovarse periódicamente. Cirugía plástica para aumentar o reducir los senos, para modificar la nariz, para rebajar la barriga. Entrar en el quirófano no para subsanar las consecuencias de un accidente sino por la necesidad de agradarse físicamente y, sobre todo, de agradar a los demás.

En la clientela del pujante negocio de la cirugía estética, que aquí alcanza miles de millones de euros anuales, destacan las mujeres en grado sumo. Más allá de las actrices, cantantes o modelos, sujetas por su trabajo a mantener una imagen de juventud el mayor tiempo posible, son oficinistas, vendedoras, madres, esposas, aparejadas, sin pareja insatisfechas con su cuerpo porque no cumple con los cánones estéticos establecidos para ellas.

El feminismo representa la oposición a esta esclavitud continuadora de la valoración de las mujeres como meros objetos del deseo masculino. La cirugía plástica representa el reverso del aprecio de la inteligencia femenina. Del aprecio de las mujeres vistas al mismo nivel que los hombres en cuanto a la educación, el trabajo, la probidad constituyendo el mayor atractivo.

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