Supervivientes de abusos sexuales en el budismo rompen el silencio, documental producido por Arte
La ruptura de silencio ante el acoso sexual en las diferentes religiones cada vez está más presente. En esta ocasión se ha roto el silencio sobre los abusos sexuales por parte de algunos monjes tibetanos ubicados en Europa. Los testimonios de las personas supervivientes, así como la investigación periodística sobre estos hechos se puede ver online gratuitamente a través del documental Bouddhisme, la loi du silence | ARTE, por la periodista Elodie Emery y el periodista Wandrille Lanos. La reacción de la Unión Budista de Francia (UBF) ha sido de apoyo a las víctimas, su vicepresidente ha declarado que el documental es excelente y es absolutamente imprescindible escuchar las voces de las personas supervivientes.
El documental se narra a través de uno de los principales testimonios Ricardo Mendes, que desde muy joven vivió de cerca situaciones de abusos sexuales y maltrato en una comunidad budista de Castellan, actualmente con otras personas supervivientes están en un pleito judicial contra Robert Spatz, que por cierto, no se personó al juicio. Spatz se encuentra actualmente escondido en el Sur de España obviando su responsabilidad de personarse ante la justicia, según se narra en el documental.
Mendes y otras personas denuncian como Spatz animaba a familiares dejar a sus niños y niñas en su templo, las y los menores sufrieron malos tratos corporales, privación de alimentos, y las niñas principalmente fueron víctimas de abusos sexuales. Los abusos de Spatz, se contextualizan dentro de una conducta abusiva rechazada por Buda, los abusos sexuales eran silenciados bajo el pretexto que el alumnado debía devoción a su maestro y los secretos de la iniciación era obligatorio guardarlos.
En el documental también se recorren diferentes hechos, como el acontecido en 1993, maestros y maestras budistas occidentales pidieron una audiencia al Dalai Lama para que se posicionara ante los delitos sexuales que se estaban cometiendo en diferentes comunidades, y así contribuir a su prevención y erradicación dentro del budismo. Si bien el Dalai Lama en 1993 acordó en principio firmar una carta conjunta, finalmente al salir la carta estaban todas las firmas excepto la suya. Otro hecho fue el encuentro de supervivientes con el Dalai Lama en el 2018. En esta ocasión, fueron las propias personas supervivientes las que reclamaron posicionarse ante los abusos sexuales que habían ocurrido para evitar que pasaran en el futuro.
En este último encuentro, Mendes le explicó al Dalai Lama como el agresor sexual utilizó su imagen (la del Dalai Lama) para garantizar la fiabilidad de su centro budista, y le reclamaba la importancia que este tipo de actos se deberían deslegitimar por parte suya. Otra superviviente le contó al Dalai Lama, que era muy importante romper el silencio sobre los casos de abusos sexuales en el budismo, puesto si bien las personas europeas se posicionaban rápidamente en afirmar que sucede en la Iglesia Católica, negaban que lo mismo pasara en el budismo, y esa actitud no ayudaba a superar los actuales y pasados abusos sexuales, era importante saber que es un problema humano que pasa en todos los sitios, también en el budismo. En esta conversación el Dalai Lama recuerda que Buda dejó tres reglas claras, y una era el rechazo a las malas conductas sexuales, y si alguien lo hacía, se debía hacer público, las personas supervivientes asintieron diciendo que es lo que ellas estaban haciendo, y la superviviente le insistió en la importancia de que él hablara sobre el problema de los abusos sexuales a las comunidades, porque eso era clave para superar el problema y el Dalai Lama asentía.
Aún así, como muestra el documental, todavía se necesita avanzar en un posicionamiento práctico, siguen habiendo algunos “maestros” denunciados por abusos sexuales enseñando el budismo. Este documental contribuye a la visibilización y prevención de los abusos sexuales, así com al apoyo de las personas supervivientes que valientemente se han unido para denunciar tanto a la justicia como al máximo representante del budismo, el Dalai Lama, los delitos sexuales de ciertos “maestros” que no deben quedar impunes.