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Photo by Brooke Cagle on Unsplash

En estos días están dando comienzo los cursos académicos, escuelas infantiles y de primaria, secundaria, formación profesional y universitaria. Se oye hablar mucho de los nuevos cambios legislativos y de currículum pero no tanto de lo que ya se sabe que garantizará un curso escolar de éxito en lo académico y en lo social no solo para algunos y algunas sino para todo el alumnado.

Las investigaciones ya han demostrado que para lograr el éxito de todos y todas es clave crear contextos seguros para prevenir y reducir al máximo posible la violencia de todo tipo que se da en las instituciones educativas y que para ello se debe potenciar programas comunitarios en los que toda la comunidad se posiciona unida en contra de la violencia apoyando a las víctimas. 

Al inicio de los cursos académicos, es frecuente que se incorpore alumnado nuevo procedente de diversos lugares y es muy probable que sean diferentes por proceder de otros países, tener otro idioma, otra cultura, otra religión, etc. Este estudiantado que es “diferente” pertenece a un colectivo más vulnerable ya que el hecho de ser diferente aumenta el riesgo de ser víctima de violencia. Además, en la mayoría de ocasiones este alumnado se encuentra en un lugar donde no tiene aún amistades ni redes de apoyo que puedan protegerle por lo que será muy importante poner en foco en programar acciones que protejan al nuevo estudiantado para evitar que se sientan aislados y aisladas

En Harvard, cuidan de la incorporación de las y los estudiantes recién llegados porque saben que es un momento muy especial; se trata de una etapa en la que comienzan, en ese caso la carrera pero también una etapa en la que podrán crear amistades para toda la vida. 

El inicio de curso es un momento en el que se puede crear una oportunidad para impulsar una cultura de apoyo y protección; diferentes miembros de la comunidad educativa (equipos directivos, profesorado, equipos de orientación, alumnado o familiares) tienen la oportunidad de acoger a las familias y al alumnado recién llegado haciéndoles sentirse acompañados y escuchados. Es un buen momento para decirles que cuentan con personas que pueden resolver sus dudas y a las que pueden acudir si necesitan algo o si son víctimas de violencia.

Crear este clima de confianza en el que se les indica que ante un problema hay muchas personas a las que pueden acudir, reduce el riesgo de que sean víctimas porque se rompe la soledad que suelen vivir cuando son personas recién llegadas a la vez que incrementa las posibilidades de que busquen ayuda si la sufren. También reduce las probabilidades de que se produzca la violencia. 

El mensaje de las instituciones educativas debe de quedar claro y debe transmitir que toda la comunidad educativa cuidará con valentía de todos y cada uno de sus miembros con el objetivo de que nunca nadie se sienta solo ni sola. 

 

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