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Recientemente hemos visto cómo empresas y plataformas como Google han cerrado o denunciado cuentas privadas por el envío de imágenes de criaturas sin ropa. Mientras que los familiares, que se han quedado sin cuenta a Google alegan que se trata de imágenes de partes del cuerpo de las criaturas enviadas a sus pediatras, la plataforma mantiene sus cuentas cerradas recabando información sobre las imágenes enviadas según informa The New York Times.

Así mismo otras plataformas digitales están poniendo los mecanismos para impedir el envío de imágenes de criaturas o para que cada vez más se tenga en cuenta el tipo de fotografías que se envían y sobre todo a quién se envían. En muchas ocasiones, sin mala intención los grupos de familiares o de amistad envían imágenes de los y las menores sin tener en cuenta la vulneración de derechos que esto supone para las criaturas y sin pensar, en ocasiones, a manos de quién pueden llegar las imágenes enviadas. Whatsapp por ejemplo desde hace ya meses desarrolló una herramienta que permite enviar las fotografías de modo que quién las recibe sólo pueda abrirlas una vez y no se le queden guardadas en su dispositivo, así se asegura que la imagen no será reenviada a otros grupos o personas.

Mientras las plataformas avanzan con normativas y medidas específicas para proteger a las criaturas, es necesario el consenso social sobre la importancia de proteger a las personas menores del uso de sus imágenes y especialmente ser muy conscientes que cuando una imagen está en la red es muy difícil que después pueda retirarse, lo que vulnera los derechos de la infancia de poder decidir sobre su propia imagen y su privacidad.

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