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Desgraciadamente, con una simple búsqueda en Internet podemos ver los devastadores efectos que las novatadas tienen sobre chicas y chicos en universidades de diferentes países. Abundan las noticias, muchas de ellas realmente trágicas, y hay mucha literatura científica sobre este grave problema. 

Está claro que quienes lideran las diferentes agresiones que se cometen en las novatadas son chicos y chicas que ejercen un abuso de poder sobre otras personas que se someten en contra de su voluntad. Los chicos que llevan a cabo estos actos responden a un modelo de masculinidad tradicional dominante, aunque a veces se trata de personas que en el día a día no actuarían así y lo hacen entonces bajo argumentos como “es tradición”, “nosotros también pasamos por esto el primer año”, “no es tan grave”, “esto te hace fuerte” y otras muchas excusas. Es frecuente que estos chicos, que encajan en un modelo de masculinidad tradicional oprimida, se conviertan en dominantes, en opresores, cuando tienen la ocasión; puede que con la pretensión de sentirse fuertes, aceptados. Probablemente se comportarían de una manera muy diferente si supieran que el posicionamiento seguro en contra de los abusos les haría ganar atractivo entre sus iguales.

Por mucho que repitan que el propósito es integrar a los nuevos, no es la intención lo que aquí cuenta, sino las consecuencias de esas relaciones de poder y de las prácticas que se llevan a cabo, que llegan a implicar abusos sexuales, intoxicaciones con alcohol y otras sustancias, humillaciones de diferentes tipos, etc. En cualquier juego o actividad que se plantee en ese entorno de acogida, el consentimiento debería ser clave para que quien participe lo haga realmente desde la libertad y en ausencia de cualquier tipo de violencia, presión o riesgo para la salud

La gran mayoría de estados en EEUU tienen leyes que prohíben las novatadas, y también hay plataformas (stophazing.org/, hazingprevention.org/…) cuyo objetivo es visibilizar este problema que se perpetúa gracias a la ley del silencio, así como ofrecer ayuda a quienes han sufrido o han sido testigos de este tipo de violencia. En España ha sido recientemente cuando se ha aprobado la Ley 3/2022, de 24 de febrero, de convivencia universitaria, gracias a la cual se consideran por primera vez las novatadas como falta muy grave. También alguna universidad española ha visibilizado su posicionamiento en contra de este tipo de maltrato, incluso ofreciendo un servicio de atención psicológica al alumnado que lo necesite. Ante esta urgente necesidad de poner sobre la mesa el asunto, surgió también la asociación No más novatadas, que ofrece información, ayuda y recursos para luchar contra este persistente problema. 

Cuando lo más fácil es mirar a otro lado, los chicos que responden a un modelo de nueva masculinidad alternativa (NAM) pueden cambiarlo todo, ya que, en lugar de callar, se posicionan de una u otra manera, ya sea interviniendo en el momento o denunciando las agresiones. Por eso son personas que “están pendientes”, que observan, porque al conocer la realidad saben que mantenerse al margen es contribuir a que continúen las agresiones. Pero los chicos con actitudes NAM no intentan “cambiar el mundo” solos, porque saben que se necesitan redes de solidaridad; se rodean de gente maja que entiende que la diversión no es compatible con ningún tipo de violencia ni discriminación. Es imprescindible que este posicionamiento en contra de las novatadas se dé no solo en los chicos novatos, sino también en los veteranos que no quieren que sigan ocurriendo. Hay que tener claro que los nuevos se encuentran en un claro desequilibrio de poder desde el cual es mucho más difícil decir que no. Por eso es necesario que desde dentro haya personas que ayuden a cambiar las cosas. 

Es necesario que no solo los chicos y las chicas, sino también quienes forman parte de las instituciones, tengan tiempos y espacios para hablar de estos temas antes de que llegue el momento en que se den ese tipo de situaciones. Porque una de las causas por las que estas agresiones han existido durante tanto tiempo es la inacción de las personas. Nunca vamos a llegar a la conclusión de que es aceptable seguir llamando “tradición” a lo que claramente es violencia. Por el contrario, dialogando será sencillo organizar eventos de acogida realmente divertidos en los que no haya ningún tipo de coacción, abuso, riesgo para la salud o violencia. Que lo pase bien todo el mundo y, sobre todo, que nadie lo pase mal.

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