Un docente de Nuevas Masculinidades Alternativas (NAM) puede contribuir muchísimo a la transformación de una escuela. Lo puede hacer directamente en las aulas con el alumnado: los NAM son igualitarios, siempre se posicionan contra todo tipo de violencia, y fomentan que lo bueno sea atractivo; por lo tanto, en la escuela promueven acciones educativas que impulsan espacios seguros en los que las personas agresoras y sus cómplices quedan retratadas como agresoras y cómplices. Asimismo, los NAM siempre se solidarizan con las víctimas, las defienden. No son NAM aquellos hombres de discurso resignado que no aportan nada a la capacidad transformadora de la escuela. Tampoco lo son quienes justifican las agresiones que se producen en la escuela. No importa cuál es la excusa que utilicen.
Los hombres NAM del claustro también pueden aportar muchísimo en las relaciones que se generan entre docentes. No parece del todo realista fomentar espacios seguros entre estudiantes si los espacios entre docentes no lo son. La investigación ha demostrado que la bystander intervention (la activación de los testigos que presencian una agresión) es fundamental para superar el acoso escolar. De la misma manera, si ocurre algún tipo de agresión en el claustro entre docentes, sea en una reunión o en otro momento, sea de manera visible o por la espalda, con rumores, difamaciones o aislando a la víctima, es fundamental que haya personas que protejan a la víctima y retraten a las personas agresoras. Los NAM del claustro pueden aportar muchísimo en este sentido, siempre de manera pacífica y decidida, con confianza, teniendo en cuenta la importancia de estar acompañado de otras personas que también quieren espacios transformadores, libres de violencia.
Hay quien dice que las nuevas masculinidades son “un lavado de cara”. Una de las fundadoras del movimiento #MeToo Universidad recordaba muy acertadamente que tal afirmación presta “un eficaz servicio a los acosadores y nos perjudica a las víctimas”. Ocurre lo mismo en todas las escuelas. En un claustro de docentes para nada es igual que haya o no hombres NAM. Que se lo pregunten al alumnado cuya vida es mejor (porque ya no le acosan, por ejemplo) tras la intervención de, entre otras personas, un hombre NAM. Que se lo pregunten al profesorado que ante un ataque se ha sentido arropado por, entre otras personas, un hombre NAM.
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