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Últimamente, la palabra resiliencia forma parte del vocabulario de muchas personas. Según su definición, la resiliencia es la capacidad que tenemos las personas para superar las dificultades que nos encontramos en la vida. Habrá parte de la sociedad que ante una dificultad se hará más fuerte y la superará y habrá otra que, por otras circunstancias, no. Está en nuestras manos ayudar a que la sociedad, en su conjunto, aprenda a superar las dificultades en base a evidencias científicas para brindar a los niños y niñas un futuro mejor en la adultez.

En el artículo Resilience in children and youth: A review, publicado en la revista científica ‘Children and Youth Services Review’, se hace una revisión de la literatura científica desde 1950 y a través de diferentes estudios longitudinales  e investigaciones para detectar qué dice la evidencia científica sobre, entre muchas otras conclusiones, los avances en temas de resiliencia, los factores de protección, medidas y otras intervenciones basadas en esta capacidad humana para superar los problemas. Los estudios se orientan hacia esta cualidad en particular entre edades tempranas y jóvenes por el potencial riesgo que existe en estas etapas en cuanto al desarrollo intelectual, social y emocional. 

En cuanto a los avances observados en uno de los estudios longitudinales con jóvenes con dificultades de aprendizaje, se ha visto que, ante esas dificultades, la muestra de población estudiada: (a) busca el control personal sobre sus vidas, (b) mostraba disposición a buscar y aceptar apoyo, (c) establecía objetivos, (d) poseía una fuerte voluntad de éxito, y (e) demostraba altos niveles de persistencia. En otro estudio longitudinal, pero con niños y niñas de cinco años, se descubrió que una baja resiliencia ocasionaba una regulación de emociones positivas reducida y un bajo nivel de comportamiento prosocial. Referente a los factores de protección, se ha visto que la resiliencia depende de las características individuales, de la familia y del apoyo de la comunidad. Según los estudios observados, los sistemas de creencias, así como la educación, las habilidades y la formación, aumentan la resiliencia.

De las diferentes conclusiones de la revisión de la literatura realizada, es interesante ver la manera en la que lo que nos rodea nos puede tanto ayudar como no para afrontar mejor las dificultades a lo largo de nuestra vida. Y aun más, el rol que tienen la familia y la comunidad en todo ello. El papel imprescindible que desempeñan las Actuaciones Educativas de Éxito, lo que se aprende desde edades tempranas y acompaña a los niños y a las niñas, es relevante para llenar esa maleta de cualidades que nos pueden ayudar a ser mejores personas adultas y conformar una sociedad basada en unos valores que sigan los criterios de la bondad, verdad y belleza.

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