Recientemente se ha estrenado en Netflix la serie Heartstopper, la cual se ha convertido en un fenómeno mundial como ya lo fue la novela gráfica en la que se inspiró. Respecto a la serie, queríamos comentar algunos elementos que la convierten seguramente en la serie más revolucionaria con y para el colectivo LGBTI+.
Primero, la naturalidad en la que se muestra la diversidad sexual y de género. A menudo en las series donde aparecen representados personajes del colectivo LGBTI+, o directamente centradas en él, ofrecen una visión compleja y caricaturesca que se aleja de la realidad. Personajes atormentados, estereotipos anquilosados que no representan la diversidad del mundo LGBTI+ actual, identidades demasiado exageradas o prácticas hipersexualizadas. En Heartstopper eso no sucede. Son personas con problemáticas y dificultades pero que se enfrentan a ellas con la sencillez de la gente corriente que lucha por mejorar su vida o la de los demás.
Segundo, la apuesta por el amor romántico. En una época donde escuchamos muy a menudo el ataque al amor romántico, por ser heterocentrista y patriarcal, Heartstopper nos muestra la posibilidad de amar de diferentes formas, con orientación bisexual, lésbica, homosexual, heterosexual o siendo una persona trans*; pero desde la entrega a los sentimientos más profundos y embellecedores de la vida. De hecho, el colectivo LGBTI, como decía bell hooks, se equivoca cuando renuncia al amor, algo propio del ser humano que ha configurado las principales revoluciones de este siglo y el pasado. Ante esta realidad es importante que desde el colectivo defendamos que la libertad sexual es muy amplia. Es históricamente incorrecto y científicamente equivocado defender, desde el colectivo LGBTI, que la libertad sexual tan solo reside en tener sexo sin amor. De hecho, esta afirmación significa atacar todas las luchas por la que se enfrentaron las personas LGBTI desde sus inicios en los años 60. Esas luchas incluían lemas como el que dijo el activista por los derechos del colectivo Harvey Milk: “Si no eres personalmente libre de ser tú mismo en la más importante de todas las actividades humanas -la expresión del amor-, la vida misma pierde su sentido”. Por lo tanto, dejemos de atacar al amor como si fuera un mecanismo opresor, cuando también ha sido una conquista del colectivo LGBTI como forma apasionada de disfrutar del sexo.
Tercero, el valor de la amistad. Toda la serie está repleta de situaciones donde la amistad se convierte en eje central. La amistad en la serie protege del bullying. Los personajes que conforman el grupo que guían la trama principal de la serie se convierten en aliados, aliadas y upstanders ante el acoso homofóbico que padece el protagonista. Además, la red de solidaridad que existe entre la mayoría de estos personajes, en especial el apoyo que recibe la estudiante trans* desde el amor y el respeto, es uno de los aspectos más revolucionarios hacia este grupo que se han mostrado en una serie de ficción.
Por todas estas cosas y por muchas otras, Heartstopper es una serie revolucionaria con mucho potencial para socializar en la belleza, la amistad, la verdad y el amor. No se la pierdan.
Director de la revista científica Masculinities and Social Change
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