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Soy una de las víctimas del primer caso de acoso sexual que se ganó en las universidades españolas. Las dos víctimas que lo denunciamos no hubiéramos ganado el caso llegando a ser supervivientes si no hubiéramos sabido distinguir con claridad las masculinidades dominantes que ejercen el acoso sexual de las nuevas masculinidades que luchan junto con nosotras contra los acosos. Hubo personas de todas las opciones sexuales a favor del acosador y a favor de las víctimas; decir que el género o la opción sexual determina la postura ante las relaciones sexuales o de género es no solo ignorar las evidencias científicas sino también situarse en contra de la lucha contra los acosos.

La frase “las nuevas masculinidades son un lavado de cara” es una afirmación seudocientífica, no hay ninguna evidencia científica que la sostenga. Sí hay evidencias de que algunos hombres usan la etiqueta de nuevas masculinidades como lavado de cara, pero cualquier persona con un poco de inteligencia o sensibilidad sabe que eso no puede extenderse a todas las nuevas masculinidades. También hay mujeres que usan la etiqueta de feministas y van a favor de los acosadores; en nuestro caso, la única compañera que escribió una carta pública a favor del acosador fue la representante de una organización de profesionales por la igualdad. Sin embargo, sería una barbaridad como la de la afirmación aquí analizada decir que el feminismo es un lavado de cara.

Las víctimas que hemos denunciado sabemos que hay pocas personas valientes que nos apoyan porque reciben todo tipo de ataques y calumnias. Decir que los hombres que nos apoyan lo hacen como un lavado de cara es un ataque más que presta un eficaz servicio a los acosadores y nos perjudica a las víctimas.

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