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Recientemente la plataforma Disney+ ha estrenado la serie Obi-Wan Kenobi, de la que ya se han publicado 3 capítulos. La historia forma parte de la saga Star Wars y en su línea cronológica se ubica unos diez años después de los sucesos acaecidos en el episodio III. Cabe aclarar que la cronología de las películas de Star Wars no se corresponde con la línea temporal de la ficción, puesto que el episodio IV, Una Nueva Esperanza, se estrenó en 1977, mientras que el citado episodio III, la Venganza de los Sith, es de 2005. 

Con la serie Obi-Wan Kenobi, la saga más exitosa de la historia del cine continúa hoy, 45 años después, atrayendo a millones de espectadores de todas las edades y muy diferentes condiciones en todo el mundo. En sus tres primeros capítulos, tiene un especial protagonismo la princesa Leia -que más adelante liderará la Rebelión contra el Imperio que pretende imponer el terror en toda la galaxia- a la edad de diez años. Se trata de una niña inteligente, con una buena relación con sus padres, astuta y muy segura, con respuestas rápidas ante cualquier adversidad. La representación de la fuerza del personaje de Leia como niña en la serie (y mujer en la saga) que se enfrenta a la maldad está siendo ampliamente criticada en las redes por parte de quienes no comprenden que las niñas, al igual que los niños, necesitan referentes como estos para posicionarse ante situaciones de injusticia. Estas críticas reivindican un carácter débil de las niñas y además, en algunos casos, incluso parecen estar en contra de que quienes luchan por la justicia y la democracia tengan virtudes como la astucia, la inteligencia o el atractivo.

En esta serie y en la saga Star Wars  se hace una distinción muy clara entre quienes luchan por la libertad y quienes lo hacen por el poder. Las y los personajes del primer grupo, aunque en algunos casos han de lidiar con sus particulares tormentos y dudas, se mueven por y representan valores como la solidaridad y la justicia. Son fuertes, valientes y su aspecto suele aparecer como mucho más agradable para la mayoría del público que los personajes del segundo grupo. La corrupción moral de estos segundos está muy bien representada en la saga no solo por sus acciones crueles y sanguinarias, sino también porque sus cuerpos suelen reflejar esta condición. Y no se trata de que unos tengan heridas o achaques y los otros no, sino de cómo unos contravalores como el egoísmo o el poder a toda costa se reflejan en un cuerpo decrépito y corrompido. En definitiva, en Star Wars se alinean lo bello, lo bueno y lo verdadero.

El contraste con la mayoría de series que hoy estamos consumiendo a un ritmo vertiginoso es evidente ¿En cuántas podemos decir que los valores positivos están representados por personajes que se nos quieran “vender” como atractivos? ¿En cuántas series que seguimos, alabamos y jaleamos se da protagonismo precisamente a lo contrario? No es extraño que algunas de las series más exitosas propongan  sesudos viajes a las retorcidas mentes de asesinos, mafiosos o narcotraficantes a los que parece que hemos de comprender y con los que incluso deberíamos empatizar por sus traumas o problemáticas diversas. Ante la normalización, justificación y glamourización del mal y la violencia que se hace desde gran parte de las series más exitosas, Obi-Wan Kenobi es un soplo de aire fresco que, de la mano del universo Star Wars, nos recuerda que las personas valientes luchan por la libertad y la justicia ¿Y qué hacen las demás?…

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