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Presentamos hoy los resultados de un estudio publicado recientemente en la revista ‘Youth & Society’ y titulado School-Work-Transition of NEETS: A Comparative Analysis of European Countries. En él se investiga la relación entre las razones por las que algunos y algunas jóvenes finalizan sus estudios sin haber obtenido un título universitario y el efecto de esta decisión sobre la probabilidad de convertirse en lo que se conoce como “nini”, es decir, quienes ni estudian ni trabajan, en un conjunto de países europeos. La investigación parte de datos provenientes de un módulo ad hoc de la Encuesta de Población Activa (EPA) ‘Los jóvenes en el mercado laboral’, publicada en 2016. 

Explican las autoras que los y las jóvenes se convierten en “nini” cuando la transición desde la escuela al mercado laboral -o lo que se conoce en inglés como School To Work Transition (STWT)- falla. Los y las “nini” son un grupo muy heterogéneo; lo cual explica que no haya unas “políticas de talla única” para hacer frente a esta problemática. Este grupo puede estar compuesto por mujeres y hombres, jóvenes con un alto nivel educativo y jóvenes sin educación o con muy baja escolaridad. Comprende además a jóvenes que por diversas razones, como la salud o situaciones familiares, no pueden asistir a la escuela o conseguir un trabajo. 

Según datos, en 2016, alrededor del 11% de jóvenes de entre 18 y 24 años en la Unión Europea abandonaban la educación de forma temprana. Este dato varía según el país, por ejemplo, en Suiza era de un 5% y en Rumanía 18%. Esta elevada proporción de jóvenes que han abandonado el sistema educativo a edades tempranas no solo daña el potencial económico de un país, sino que tiene graves consecuencias sociales y financieras para las sociedades europeas. Esto es de relevancia porque quienes abandonan de forma temprana (early school leavers, ESL por sus siglas en inglés), representan una gran parte de los y las “ninis” en Europa. Además de esto, la probabilidad de que los y las ESL se conviertan en “ninis” aumenta aún más si se combina con otros factores de vulnerabilidad, como son pertenecer al sexo femenino o tener la condición de migrante.

Los resultados de la investigación sugieren que no es el abandono de un título universitario en sí mismo lo que pone en desventaja a los y las jóvenes cuando ingresan al mercado laboral, sino la razón específica por la que han hecho esta elección. Por ejemplo, cuando esta decisión está motivada por el deseo de empezar a trabajar o por la opinión de que el nivel de estudios alcanzado es suficiente, los y las jóvenes suelen encontrar un trabajo con facilidad. Asimismo, cuando la motivación está relacionada con motivos familiares o de salud, esto tiene repercusiones en las perspectivas a largo plazo en el mercado laboral. Por ello, en esta investigación se dividió la muestra de análisis en dos grupos según los motivos de interrupción de los estudios, siendo el grupo 1: motivos de salud o familiares o costes de la formación universitaria; y el grupo 2: otros motivos. El estudio muestra que quienes abandonan la educación superior por motivos familiares o de salud o por el coste de la educación tienen una mayor probabilidad de convertirse en “ninis”.

Si bien estos resultados son bastante comunes a los tres grupos de países analizados (Europa del Este, Europa Continental y Europa del Sur), las autoras identifican algunas diferencias importantes entre ellos. En este sentido, en los países de Europa continental, la proporción de graduados y graduadas en educación terciaria es baja en comparación con el promedio de la UE-28 (Austria es una excepción) y similar a la de los otros países analizados. Sin embargo, en los países de Europa continental, la proporción de abandono escolar prematuro también es baja y el sistema educativo está conectado con el mercado laboral, lo que garantiza a muchos y muchas jóvenes una transición escuela-mercado laboral fluida. No obstante, el régimen de transición escuela-mercado laboral en Europa continental requiere que elijan muy temprano entre la educación general o la profesional, lo cual hace que abandonar el camino elegido más tarde sea muy difícil. Por el contrario, en los países de Europa del Este y del Sur, los sistemas educativos son secuenciales y están desconectados del mercado laboral, mientras que la formación profesional no puede proporcionar las habilidades requeridas por los empleadores o empleadoras. Esto conduce a tasas de “nini” muy altas en ambos grupos de países, lo que se traduce principalmente en desempleo en Italia y Grecia e inactividad económica en Rumanía y Bulgaria.

Según datos del estudio, el efecto significativo de las razones familiares sobre la probabilidad de convertirse en “nini” en los países de Europa continental y el Mediterráneo sugiere que es posible que sea necesario reformar las políticas de bienestar existentes. A su vez, el efecto significativo de las razones de salud en los países del Mediterráneo y Europa del Este destaca la falta de instrumentos capaces de garantizar a las personas desfavorecidas, con discapacidades o problemas de salud una transición escuela-mercado laboral fluida y rápida. En consecuencia, se concluye que es posible que estos países no solo necesiten revisar sus políticas de bienestar, sino quizás, lo que es aún más importante, también sus políticas de salud, con el objetivo de integrarlas con las políticas de empleo.

Finalmente, sostienen las autoras que los costos de estudiar presentan otro tema sobre el cual debemos reflexionar, ya que en países como Italia, la educación terciaria implica altos costos en forma de impuestos, incluso para el acceso a las universidades públicas, y las becas basadas en el mérito no pueden cubrir todos los costos. Además, los costos juegan un papel importante en la decisión de cursar o no una carrera universitaria, especialmente para quienes viven en áreas rurales, que en la mayoría de los casos tienen que mudarse. Por último, el impacto de los factores socioeconómicos y familiares se ve potenciado por las circunstancias geográficas y residenciales de cada uno: el riesgo de convertirse en “nini” es mayor en las zonas rurales que en las urbanas, al menos en los países de Europa del Este. En las zonas rurales, especialmente en comunidades más aisladas, los y las jóvenes tienden a abandonar la educación incluso si tienen una alta probabilidad de éxito intelectual. Según las autoras, esto puede ser porque su entorno no valora ni confía en la escuela, porque la escuela no genera expectativas para ello o porque hay una falta de referentes de éxito educativo en estas.

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