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Muchas mujeres se quejan de tener que asumir tareas domésticas en el entorno laboral, relacionadas con el trabajo, pero no propiamente profesionales como redactar actas de reuniones, organizar concursos y premios, servir en comités, organizar fiestas navideñas o celebraciones, hacer compras para dejar regalos.

Hablan de un trabajo no promocionable, pero que es importante para el funcionamiento organizacional, y poco probable que sea recompensado o incluso reconocido. Las mujeres afirman en The Guardian que el tiempo y la energía de las mujeres se gastan de manera desproporcionada en tareas ingratas. Algunas mujeres han publicado The No Club: Putting a Stop to Women’s Dead-End Work [El Club del No: Poniendo freno al trabajo sin futuro].

Durante años han observado que, en los sectores público y privado, y en una amplia gama de funciones, las empleadas asumían la carga de las “tareas domésticas de oficina” y asignaciones de bajo valor, lo que les hacía perder promociones y aumentos salariales. Además, un informe de 2021 de McKinsey encontró que las mujeres están tomando la delantera en el bienestar y la diversidad, la equidad y la inclusión de los empleados, a menudo sin agradecer, incluso cuando tales iniciativas fueron anunciadas durante la pandemia. 

La reivindicación pretende poner fin a esta dinámica y conseguir la igualdad también en este sentido en el ámbito laboral.

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