Paquistán establece un nuevo sistema de autobuses públicos que garantiza la seguridad a las mujeres para viajar, lo cual está consiguiendo importantes mejoras en la vida de muchas niñas y mujeres. Pues, según los datos de una encuesta en 2016, el 90% de las mujeres se sentía insegura utilizando el transporte público, lo cual limitaba mucho su movilidad afectando a muchos aspectos de sus vida (Reuters).
La nueva red, conocida como Pesahwar, se caracteriza por reservar una cuarta parte de los asientos a las mujeres, equipados con cámaras de seguridad, guardias y estaciones muy bien iluminadas. Por lo que hace que las mujeres que viajan se sientan más seguras al ver que estas medidas les protegen de los acosos sexuales frecuentes, como los tocamientos o acosos verbales y no verbales, lo cual les suponía una importante limitación a poder viajar solas, y por tanto, les hacía desistir en la búsqueda de trabajo remunerado, según el Banco Mundial.
Esta red de autobuses públicos, además de que más de 15% de sus dos mil personas empleadas son mujeres, ha conseguido que el 30% de las personas que viajan sean mujeres, a diferencia del 2% hace dos años. Algo que afecta de manera significativa en su vida de las niñas y mujeres, si tenemos en cuenta que las mujeres paquistanís dependen más del transporte público que los hombres, ya que con menos probabilidad viajan en coche, bicicletas, moto bicicletas, limitándoles bastante su movilidad. Asimismo, esto es una dificultad a la hora de trabajar o estudiar fuera de casa, así como, crear redes de profesionales, socializarse o participar de actividades de ocio.
Unos problemas que ayudan a explicar porque Pakistán es uno de los países con la tasa más baja del mundo de trabajo de mujeres, un 23% en 2019 y un 24% en 2015, según el Banco Mundial.
Ahora, la red de transporte público segura, fiable y asequible hace que el autobús sea más popular entre las mujeres, especialmente entre las mujeres de hogares de bajos ingresos. Pero aún se puede seguir consiguiendo que más mujeres puedan beneficiarse de estas mejoras, a través de una red que conecte más allá de la “última milla” para evitar trayectos inseguros hasta llegar a las estaciones en aquellas zonas donde no hay paradas. Por ello, se reivindica que las inversiones en transporte público se contemplen como políticas dirigidas a mejorar la garantía de los derechos de la mujeres y, por tanto, de sus vidas.
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