“Lise Meitner, una física que nunca perdió su humanidad”. Así es el epitafio que se lee en su lápida. La palabra “humanidad” usada para recordarla responde a la escala de valores con la que condujo su vida y que le sirvió en momentos especialmente difíciles.
Para poder estudiar debió actuar con determinación y fue importante el apoyo de su familia, así superó las trabas sociales y legales que por ser mujer no le permitían estudiar ni trabajar en los que más amaba, la investigación.
Lise Meitner nació en Viena en 1878. Comenzó sus estudios universitarios en 1901. Estudió con Ludwig Boltzmann, como no discriminaba a las mujeres, Lise Meitner se unió a la comunidad científica que forjó este científico.
Con él se entusiasmó por su pretensión de interpretar los fenómenos naturales y de predecir fenómenos que nuestros sentidos no detectaban.
Lise Meitner destacó pronto. Así, en 1905, en sus prácticas de la universidad explicó un experimento realizado por Lor Rayleigh que el británico no conseguía entender. Y predijo otros fenómenos.
La ampliación de este trabajo le supuso el grado de doctora, en 1906. En Berlín continuó sus estudios de radioactividad. Pidió permiso a Max Planck para asistir a sus clases. El profesor sólo admitía a mujeres en sus clases si tenían un talento extraordinario. Así que, admitió a la investigadora.
También le permitieron trabajar en un laboratorio, y en él conoció a Otto Hahn. Eso sí, tuvo que trabajar en el sótano de un antiguo carpintero, incluso le estaba vedado subir al laboratorio de Otto Hahn en el primer piso.
En 1908 Otto Hahn y Lise Meitner publicaron varios trabajos sobre el actinio. Ese mismo año publicaron tres artículos importantes, y seis más, en 1909.
A partir de 1914 prosiguió sus investigaciones sobre el uranio.
En los años 1932-33 detectó por primera vez un positrón, que es la antipartícula del electrón, posee la misma masa, pero carga opuesta. Y avanzó en la comprensión del espectro beta y gamma y las partículas alpha de largo alcance.
Con el descubrimiento del neutrón la comunidad científica vio la posibilidad de crear elementos más pesados que el uranio. Lise Meitner convenció a Otto Hahn para emprender esa línea de investigación. En la Alemania nazi siguió investigando sobre física nuclear.
Posteriormente, la científica y su sobrino fueron los primeros en articular y justificar la primera fisión nuclear: la ruptura de un átomo pesado en otros menos pesados y más estables, con la ley del incremento de la masa de Einstein.
El artículo fue publicado en la revista Nature.
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